Cuando se le pregunta a qué sabe Menorca, la presidenta del Instituto Internacional de la Gastronomía, la Cultura, las Artes y el Turismo (IGCAT), Diane Dodd, responde que se queda con «el sabor a generosidad, algo que puede llevar a la Isla muy lejos». Un mensaje que dejó caer ayer cuando la expedición que lidera para examinar la candidatura local a Región Gastronómica Europea todavía no llevaba 24 horas en suelo menorquín.
La respuesta pone de manifiesto que más allá de lo que pueda parecer, el jurado está aquí para comprobar algo más que los productos de la tierra y sus recetas. «Hemos visto cómo la gente trabaja en conjunto, hombro con hombro y se comparten ideas; también cómo se conectan entre sí los productores locales», añadía Dodd en relación al contacto que ayer tuvieron con el proyecto Farmers & CO.
Y es que según el anfitrión que acompaña a la delegación que visita la Isla durante esta semana, Borja Matoses, «el trabajo para unificar pequeños productores» es uno de los aspectos que más han seducido al jurado del IGCAT, sumado al trabajo que se está desarrollando desde Farmers con la Fundació per a Persones amb Discapacitat para elaborar productos de cuarta y quinta gama (precocinados) y la labor de educación que se está llevando orientada a consumidores, el sector de la restauración y los estudiantes.