Solo aparecen una vez al año, pero cuando lo hacen Els Llumets acostumbran a llevar a Maó grandes dosis de espíritu navideño. Y es que ese es uno de los objetivo de esos pequeños duendecillos a los que cada año se les encarga la tarea de estrenar la iluminación especial de cara a las fiestas que se avecinan. Su entrada en escena tuvo lugar este viernes cuando faltaban algunos minutos para las siete de la tarde en una Plaça de la Constitució repleta de gente en la que la celebración había comenzado mucho antes.
Cumpliendo con la tradición, no faltó antes la música, que en esta ocasión se encargó de poner la Xaranga de la Banda de Música de Maó, y por supuesto, la narración del tradicional cuento tan arraigado en Maó. Ese que cuenta cómo esos seres mágicos que viven, según la leyenda, en la Illa del Rei, en aguas del puerto, adquirieron siglos atrás el poder de convertir en luz todo aquello que tocaban después de que una estrella cayera del cielo directamente sobre el islote donde vivían
Historia que el público escuchó con atención, y no poca ansia entre los más pequeños de que llegara el esperado momento, su aparición en el campanario de la iglesia de Santa Maria. Se hicieron de rogar, y no fueron pocas las veces que los animadores de la fiesta invitaron a los asistentes a llamar con fuerza a los Llumets.
Finalmente se dejaron ver, para a continuación, al ritmo de un animado villancico, los cuatros duendes comenzaron a deslizarse con sus cuerdas por la fachada del templo, para una vez en tierra y, tras una emocionante cuenta atrás, proceder a pulsar el interruptor que enciende la Navidad cada diciembre en Maó.
A continuación, como es tradición, subidos en una carroza, y seguidos por el pueblo, los protagonistas de la fiesta comenzaron a recorrer las calles para inaugurando la decoración lumínica que acompañará la ciudad durante las próximas semanas.