Después de una noche de Reyes de intensas emociones, y también de mucho trabajo para Melchor, Gaspar y Baltasar, sus Majestades de Oriente aún tenían tareas pendientes este lunes antes de que saliera el sol. Como es habitual cada año, la última población que visitaron antes de abandonar la Isla y emprender el camino de regreso a casa fue Sant Lluís. Una localidad por la que comenzaron a desfilar bien temprano, antes de que el reloj marcara las siete de la mañana.
Los Reyes Magos, acompañados de todo su séquito, protagonizaron una cabalgata que arrancó desde el Molí de Baix para recorrer las principales calles de la ciudad, que amaneció con un cielo nublado aunque con unas temperaturas bastante agradables para las fechas en que estamos. Centenares de vecinos disfrutaron del desfile a pie de calle saludando a los grandes protagonistas, que pararon en la sala Albert Camus para recibir con más detenimiento a quienes hasta allí se acercaron. Durante su visita contaron con el acompañamiento de un grupo de jóvenes músicos de la Banda de Maó.
Pese a que ya habían visitado Es Castell el día anterior, población a la que llegaron vía marítima a través del puerto de Calesfonts para participar en la Cabalgata, los Reyes, montados a caballo, tuvieron tiempo también a primera hora de la mañana para regresar al pueblo y entregar en mano los regalos a los más pequeños del municipio.
Visitas que alegraron el día a un buen número de personas que, tras cerca de dos semanas de celebraciones navideñas, se preparan ya para volver a la rutina.
En el pequeño núcleo poblacional de Maó es costumbre esperar la visita de los Reyes Magos el mismo día 6 de enero. Melchor, Gaspar y Baltasar recorrieron este lunes sus calles y aprovecharon para entregar en persona los regalos a los vecinos.