Una persona que forma parte del tejido asociativo diverso, comprometida y solidaria, y que además persigue como objetivo el conseguir una sociedad más justa e igualitaria. Así nos recuerda Gonçal Seguí lo que significa hoy día ser voluntario desde su experiencia como miembro Grup Voluntaris Es Castell, que lleva tiempo recuperando con su labor caminos del municipio.
Él fue uno de los participantes del debate abierto «El valor del voluntariat en la recuperaciò de béns etnològics», que recientemente se celebró en Ferreries y que sirvió para comprobar que, aunque siempre se puede mejorar, el voluntariado no vive un mal momento en la Isla.
En ese foro se explicó el porqué de la existencia de diferentes grupos reivindicativos en Menorca que trabajan por la recuperación de diversos espacios culturales y públicos, movimientos que nacen como una defensa ante la pérdida de la memoria y la no constatación escrita y legal de algunos espacios y bienes públicos, como caminos, puentes, fuentes o monumentos.
Desde Amics des Camí d'en Kane, Xec Pallicer destaca el papel que juegan los voluntarios actuando en lugares a los que administraciones pequeñas no pueden llegar.Si bien, reclama que quizás los ayuntamientos podrían colaborar ayudando a que los voluntarios puedan contar con la maquinaria adecuada y los medios para ejecutar ciertos trabajos. «Hay que cuidar al voluntariado», sostiene, para a continuación reconocer que «la gente agradece el trabajo que estamos haciendo, socialmente nos sentimos recompensados».
Anselm Barber, que también participó en el debate como miembro del Centre d'Estudis Locals d'Alaior, que lleva años trabajando en la recuperación de caminos antiguos, reconoce que la ‘gasolina' que mueve a los voluntarios «es la pasión». Pero no menos importante es, asegura, contar con gente experta en la materia que sepa guiar el camino. En esferas más altas, considera esencial que la gente implicada en la protección del territorio y sus bienes forme parte de consejos asesores que allanen el trabajo a las administraciones.
Desde el punto de vista de Nito Barber, colaborador de Cas Vesins en Ferreries, entidad que lleva tres años recuperando las fuentes del Barranc d'Algendar, también existe un componente sentimental. «Hemos descubierto que detrás de las fuentes hay mucho trabajo de nuestros padres, abuelos y antepasados, algo que no podemos olvida», señala para concluir que para la actividad que desarrollan «lo más importante es disfrutar y pasarlo bien» para amar el patrimonio, sentirlo propio y que la senda del voluntariado siga avanzando.