Andrea Villalonga, estudiante que durante este pasado verano realizó sus prácticas en «Es Diari», ha visitado junto a su hermana Clara y su padre Miguel Ángel un lugar que para muchas personas es todo un referente de lejanía y para otros el paradigma del frío, ambas cosas perfectamente compatibles. Andrea, Clara y Miguel Ángel acaban de pasar unos días en el Polo Norte.
Explica Andrea que para hacer el viaje hay que tomar cuatro vuelos. El primero hasta Barcelona, luego se desplazan a Oslo, de Oslo a Tromso y el último enlace hasta Sbalvard, un archipiélago situado en el mar Glacial Ártico perteneciente a Noruega. Desde allí la expedición ha realizado sus excursiones.
«Es un viaje cansado pero que merece la pena por la experiencia. Las vistas son espectaculares, auroras boreales, glaciares, montañas nevadas, mucha nieve… El pueblo tiene una arquitectura muy moderna y acogedora que encaja muy bien con el entorno», explica Andrea Villalonga.
Su padre ha visitado el lugar ya cinco veces. Para ella es la primera. Una de las pegas que le pone es que «hay pocas horas de luz, es un sitio de extremos. En verano siempre es de día y en invierno siempre de noche. Ahora mismo hay luz de las 11 hasta las 14 o las 15 horas».
Entre las excursiones realizadas, Andrea destaca «ir dentro de un glaciar, atravesarlo por encima, escalar montaña nevada de 900 metros, ir en catamarán hasta la salida de uno de los glaciares más grandes… Hemos visto focas y renos. No hemos tenido la suerte de ver ningún oso polar». La próxima vez quizás.