La parroquia del Roser de la Catedral y la Cofradía de la Piedad de Ciutadella han iniciado el tiempo de Cuaresma con un Vía Crucis que ha recorrido el centro histórico de la ciudad. Bajo las antorchas de los participantes, las catorce estaciones han hallado su sentido y significado en textos de la encíclica «Fratelli Tutti» del papa Francisco, concretamente aquellos que aluden a los comportamientos y tendencias que no favorecen ni propician la fraternidad universal.
Este acto penitencial dio comienzo en el primer templo de la Diócesis con la presentación a cargo del rector, Josep Manguán, y la salida, a continuación, del paso con la nueva imagen de Cristo crucificado de la Cofradía de la Piedad, a hombros de los portadores.
El itinerario incluyó las calles de cal Bisbe, Sant Sebastià, ses Adrones, sant Jaume, sant Miquel, sant Rafel, Sant Sebastià y cal Bisbe.
Los temas expuestos durante este Via Crucis con antorchas, que motivaron la reflexión de los asistentes, consistieron en los fanatismos, las tendencias ideológicas de odio y manipulación que destruyen a seres humanos. A través de internet y espacios de intercambio digital se difama y calumnia a numerosas personas.
No se considera a la persona como un valor básico a respetar y defender, especialmente si son pobres, discapacitados, aún no han nacido o son ancianos. La esclavitud, que concibe las personas para ser tratadas como objeto de consumo, ha de ser rechazada porque priva la libertad mediante la fuerza, el engaño o la fuerza física y psicológica. La trata de personas y otras formas actuales de esclavitud, que llevan a cabo organizaciones criminales, constituyen un problema mundial que necesita ser resuelto por la humanidad.
Las sociedades actuales aún no han asumido que las mujeres tienen la misma dignidad y los mismos derechos que los hombres. Se admite de palabra, pero la realidad y las decisiones marcan otro camino. Las mujeres don doblemente pobres cuando sufren exclusión, maltrato y violencia.
Los migrantes carecen de la suficiente dignidad para participar en la vida social. Es inaceptable que los cristianos aceptemos esta actitud, que debe ser corregida y eliminada.
El mundo virtual
Atrapados por la virtualidad, el mundo virtual y las conexiones digitales hemos perdido el gusto y el sabor de la realidad. Necesitamos gestos físicos, expresiones del rostro, silencios y lenguaje corporal para que la comunicación sea humana, porque las relaciones digitales no construyen un verdadero ‘nosotros', al disimular y amplificar el individualismo que se expresa en el menosprecio a los demás.
Muchas veces no se percibe que los derechos humanos son iguales para todos. El respeto a estos derechos es una condición previa al desarrollo social y económico de un país, ya que cuando se respeta la dignidad humana, entonces florece la creatividad y el ingenio; y las personas pueden desarrollar sus iniciativas para el bien común. Persisten muchas formas de injusticia por una concepción de la vida basada exclusivamente en obtener beneficios.
En el mundo actual el sentimiento de pertenencia a una misma humanidad se debilita y el sueño de construir juntos la justicia y la paz lo asociamos a una utopía de otras épocas, provocando una indiferencia cómoda, fría y globalizada. Es necesaria la cultura del encuentro y la convivencia frente al enfrentamiento y la guerra.
También reaparece la construcción de culturas de muro, se levantan paredes en el corazón y muros en la tierra que impiden el diálogo y el entendimiento con otras culturas y otras personas.
Muchos pueblos hoy están oprimidos porque se les arrebata su riqueza cultural y socioeconómica. Destrozar la autonomía es una manera fácil de dominación en la que se persigue la homogeneidad y se crea una nueva cultura al servicio de los más poderosos, al no existir peor alienación que constatar que uno carece de raíces.
Guerras como las de Palestina y Ucrania, atentados, persecuciones y ataques a la dignidad de la persona humana se juzgan de manera distinta según convenga o no a determinados intereses. Estas situaciones de conflicto y violencia se van multiplicando dolorosamente en muchas regiones del mundo.
El mensaje de Jesús nos habla de una aspiración, de un anhelo de plenitud que llena el corazón y eleva el espíritu hacia grandes afanes, objetivos por los que hemos de trabajar y esforzarnos para conseguirlos como la verdad, la belleza, la justicia y el amor. La esperanza es audaz, y en lugar de dirigir nuestra mirada a la comodidad personal y las pequeñas seguridades que achican el horizonte, hay que abrirse a los grandes ideales que hacen la vida más bella y digna.
Vía Crucis de las hermandades y cofradías
Este domingo, a las 17.30 horas, dará comienzo en la parroquia de Sant Bartomeu de Ferreries el Vía Crucis de las hermandades y cofradías de Menorca, organizada por la Cofradía de Jesús el Nazareno, como actividad para preparar la Semana Santa.
Esta hermandad celebra, este año, el 75 aniversario de su fundación (1949-2024).
El sábado 23 de marzo tendrá lugar, en la iglesia de Sant Bartomeu, la presentación del 75 aniversario de la cofradía, con una conferencia sobre la historia y trayectoria a cargo del investigador Francesc Carreras, colaborador del diario MENORCA.