Con especial atención al detalle, la marca menorquina Barba-Rossa lleva desde la pandemia diseñando casi todos los artículos que se pueden encontrar en sus mostradores. Nació en 2002 y se diferencian del resto por el hecho de que sus pulseras, colgantes y cinturones se hacen en Menorca, como es el caso del Shackle Watch, su primer reloj. Este se caracteriza por estar insertado en un grillete náutico, además de estar equipado con un movimiento automático de alta precisión, cristal de zafiro y un diseño estanco. Se trata de una pieza ensamblada a mano, «una obra maestra artesanal, concebida y fabricada en Menorca, pensada para los verdaderos coleccionistas y amantes del mar».
Es un reloj único que hace tres años que empezó a idearse. Por su carácter artesanal, solo se pondrán a la venta 30 ejemplares, de los cuales 17 ya están vendidos y el número dos viajará a Australia. La exclusividad de este reloj se debe a la filosofía de la marca: «Vivimos en una anomalía. Si hubiera querido fabricar más relojes, los hubiera enviado a China. Nosotros queremos priorizar la fabricación en Menorca, una de más artesanal».
Asimismo, no solo sus relojes son exclusivos, cada pulsera, colgante o cinturón tiene una peculiariedad que los hace únicos, en todas sus líneas de productos; la náutica, la enfocada en el mar, la hecha con cuero, la hecha con huesos y la línea de ropa. Es esta atención y pasión por el detalle lo que ha hecho que este año Barba-Rossa colabore en la Copa del Rey de Vela Clásica que se celebra en el puerto de Maó a finales de agosto y tenga un stand. Para ello, han confeccionado una pulsera con los colores representativos de la regata que se incluirá en el pack de bienvenida. Además, de un llavero hecho por la Fundació per a persones amb Discapactiat de Menorca, entidad con la que colabora en su vertiente más social.