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La aventura pionera de criar abejas reina en Menorca

El proyecto Mel i Reines, que hoy recibe el premio Emprèn Rural, es un inspirador ejemplo de relevo generacional en la apicultura

| Menorca |

La de Ana Marqués y Raúl Ameller es una historia inspiradora, una aventura llena de peripecias sobre dos jóvenes de Es Mercadal, una dependienta y un repartidor, que se adentran sin ninguna experiencia previa en el mundo de la apicultura y terminan creando la única empresa de la Isla, Mel i Reines, que se dedica a la selección, cría y venta de abejas reinas, además de a la producción de miel.

El éxito del proyecto, que hoy recibe el premio Emprèn Rural 2025, se puede resumir en algunas cifras, pero va más allá. Es también un ejemplo de superación y un soplo de esperanza ante el grave problema de relevo generacional de que adolece el campo. Arrancaron hace ocho años con apenas siete colmenas y mucho miedo a que se les murieran. Ahora ya tienen 170, sin contar con el centenar de colonias que han vendido desde que se dieron de alta en enero. Ya han criado más de un millar de abejas reina preparadas para crear nuevas colmenas tanto en Menorca, como en Mallorca.

Todo empezó hace ocho años. «Mi abuelo, que siempre había tenido colmenas, intentó dar el testigo a sus hijos pero ninguno quiso. Mi pareja y yo nos dijimos venga va, lo probamos». Heredaron siete colmenas y muchas dudas. «Éramos novatos perdidos», explica Ana Marqués, que ya se dedica al cien por cien al negocio. «No ha sido un camino de rosas, ha estado lleno de piedras, ha sido un caerse y levantarse, caerse y levantarse».

Al principio pintaba mal. En poco tiempo perdieron cuatro de las siete casetas y se lanzaron a la búsqueda de apoyo entre apicultores de la Isla: «Nos cerraron las puertas, todo el mundo callaba», como si guardasen un secreto. «Estábamos desesperados». Entonces desde la Asociación Menorquina de Apicultores les sugirieron que se dirigieran a la asociación Dotze Reines, que protege la abeja autóctona y ofrece formación.

Fue en Mallorca donde trabaron amistad con Miquel Monserrat, de la empresa Beia Negra. «Nos invitó a su casa, vimos sus abejas y quedamos fascinados. Él nos animó a ser criadores y nos descubrió otra manera de entender las abejas».

Selección genética

Ya con algunas pistas y con un modelo de manejo de las abejas que les convencía, empezaron a hacer pruebas. El plan era renovar las abejas que les dejó el abuelo para hacerlas más mansas y multiplicarlas. Un minucioso y complejo trabajo de selección genética y cría que ya el pasado otoño se dieron cuenta que daba frutos. Se trataba –simplifcándolo mucho– de generar nuevas abejas reinas introduciéndolas en cajas con abejas que se sentían huérfanas.

«Nos ha ido superbién, nos salen unas abejas reinas preciosas y de buena calidad» que están generando gran satisfacción en los clientes. «Es un gusto que nos digan que reinas que vendemos pueden generar 90 kilos de miel». Ana y Raúl son prudentes. Tienen tres hijos y «hay que asegurar un sueldo». Por eso Raúl sigue haciendo de repartidor, pero Ana ya prevé que, si la cosa sigue así, el año que viene o el otro también entrará en la empresa».

1 comentario

Hola Hola | Hace 5 meses

Una historia muy bonita. Felicidades.

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