En la fábula menorquina, muchos ciudadanos no han podido hacer este verano como la hormiga e ir acumulando reservas para pasar el invierno. No por falta de voluntad, sino porque no había trabajo o el que había daba sólo para ir tirando. Por lo tanto, mucho me temo que este invierno Menorca estará plagada de cigarras involuntarias, de gente que necesitará la ayuda de los demás para salir adelante. Llegará, entonces, la hora de echar una mano, de trabajar, imaginar y ayudar.
Las soluciones son difíciles en un marco en que nadie anda sobrado, pero es cierto que hay quien puede poner un poco más. La iniciativa de Caritas y el Ayuntamiento de Ciutadella es buena. Lo ideal sería que se extendiera a todo Menorca.