EL TRANSPORTE MARÍTIMO suele quedar siempre en segundo plano, porque la preocupación por el servicio aéreo nos obsesiona. De cada ocho personas que entran o salen de la Isla una lo hace a través de sus puertos. Sin embargo, el servicio marítimo va a ser un factor decisivo a la hora de diagnosticar el estado de salud de nuestra economía. Los motivos son evidentes: el dique de Son Blanc es una infraestructura que abre las puertas a nuevas oportunidades; la innovación en los barcos permite reducir los tiempos de los trayectos y amplía las comodidades y los turistas cada vez se decantan más por los cruceros. Menorca no puede hacer otra cosa que crecer en transporte marítimo.
CIUTADELLA mira al mar con ilusión. Algunos que no estaban invitados al acto electoralista del jueves en el dique se asomaban a través de las vallas metálicas al nuevo puerto comercial de la ciudad. Y durante el "pica-pica", los representantes de las navieras esbozaban sus proyectos: trasladar algunas rutas que ahora operan desde Maó y abrir otras nuevas. La lógica comercial pesa más que el consenso político que pretendió construir un puerto para un objetivo necesario, aunque modesto: desplazar los dos barcos que amarraban en el interior.
Jaume Matas inició la campaña electoral de las elecciones que perdió en 2007 con un acto espectacular en luz y sonido, en el castillo de Sant Nicolau, con el fondo del mar que un día abrazaría el dique. Se celebró el 11 de mayo, solo dos días después de la firma del acta de replanteo con la UTE encabezada por Ferrovial. Desde que se consiguió el consenso político sobre el modelo de dique y su ubicación -con el apoyo incluso de un PSM que a veces parece arrepentido y que no asistió al acto del jueves- el Govern puso la quinta y con tanta prisa cometió numerosos errores, que han disparado el coste de las obras. Cuatro años después, el pasado 24 de marzo, Francesc Antich pisa el dique de Son Blanc. Y lo celebra a lo grande. ¿Hay que frenar las expectativas que genera ahora el puerto de Son Blanc porque no se diseñó pensando en ellas?. No parece tener sentido que una gran infraestructura, con un coste hasta ahora de 84 millones de euros, deba ajustar sus posibilidades a los límites del acuerdo político. No hay que buscar en la historia las respuestas a los retos actuales. Este es el mejor dique porque es el que existe y habrá que aprovechar todas las oportunidades que ofrece.
MAÓ cuenta con un puerto impresionante, de grandes posibilidades, pero topa con el obstáculo de la administración que lo gestiona y de las otras que la contemplan. De este puerto, Autoridad Portuaria ha recaudado mucho y también ha gastado, pero no se ha planteado en serio un plan para su desarrollo económico. La posición de las compañías de trasladar algunas rutas a Ciutadella ha sido la gota que colma el vaso de las preocupaciones de quienes viven del puerto. El alcalde Vicenç Tur manifestó ayer que la rada de Maó es su objetivo prioritario para el próximo mandato municipal. Quien asuma la vara de mando deberá hacer algo más que sentarse, si le dejan, en el Consejo de Administración de Autoridad Portuaria. La gestión del puerto debe acercarse más a Maó, o como mínimo a Menorca. La reclamación de la transferencia tiene ahora más sentido, con dos puertos comerciales operativos y que dependen de administraciones distintas, para que después se diga, con grandilocuencia, que hay que "encarar el futuro haciendo piña". Al puerto de Llevant no le hace falta tener una policía portuaria propia, que recibe órdenes de un ente lejano, sin embargo necesita una bocana más segura, una zona peatonal entre las cuestas de Reynés y Corea, la promoción de la ruta turística de los ingleses y, entre otras cosas, un muelle para cruceros de más de 300 metros de eslora. Menos afectaciones de la ribera norte, para crear amarres donde no hay calado ni accesos y más ideas para diseñar un proyecto de desarrollo económico. Menos mal que el general, en la Isla del Rey, y la ministra, en el Lazareto, aportan su grano de arena para ver algo de luz mientras se deambula por el túnel.
MALLORCA, EN TREN. El Govern ha adquirido trece trenes eléctricos de entre tres y cinco vagones, con un coste de 75,4 millones de euros. Esta semana se ha realizado la prueba del ferrocarril entre Palma e Inca. 34 kilómetros de recorrido, cuya electrificación ha costado otros 36 millones de euros. En total 111,4 millones, casi nada. Tengo la sensación de que la tarea de construir la identidad balear pasa, primero, por reconocer las diferencias (no todos recibimos el mismo trato) y, segundo, por aplicar criterios de compensación. A veces esperamos de Bruselas o Madrid lo que Palma no nos reconoce.
LA PLATAFORMA "El transport aeri ofega Menorca" no consiguió la firma de Francesc Antich, pero tiene ya la de Joana Barceló, Marc Pons, todos los alcaldes socialistas (firmaron en un acto del PSOE), Santiago Tadeo (por internet), el senador Arturo Bagur, Irene Coll de UMe, y Miquel Àngel Sureda, candidato de Esquerra Republicana al Ayuntamiento de Pollença. Es decir, uno de Mallorca.