El pasado 10 de Noviembre, en el «Es Diari» podíamos leer: «Las emisiones de CO2 crecen tras seis años de caída y alejan a la Isla del objetivo Kioto»; era el titular de un informe sobre emisiones directas de dióxido de carbono (CO2) publicado por el Observatorio Socioambiental de Menorca, que el incremento de emanaciones provenientes de la quema de gases y combustibles, suponía el 58,9 por ciento, en relación al año 1990, o sea, que nos alejamos del citado objetivo que en el año 2020 no debería superar el límite del 50 por ciento.
Reciente se ha presentado en sociedad la implantación del gas natural en nuestra Isla, que se instalará en todos los municipios, urbanizaciones, polígonos industriales, etcétera. Nos han informado que esta energía, es menos contaminante y más económica; todo hasta aquí perfecto, que la calle Sant Josep, de Mahón, que está inmersa en unas obras integrales, han tenido la previsión de instalar la tubería pertinente, para cuando llegue el gas natural, bien; me pregunto, ¿tendremos que sufrir en todas las calles de nuestras ciudades y pueblos, otra vez a construir zanjas para la instalación de las conducciones para dicho gas?.
Se nos informaba en el año 2013 del porcentaje de renovables respecto a la demanda total de electricidad, de las comunidades autónomas de nuestro país y las más significativas eran:
COMUNIDADES PORCENTAJE RENOVABLES
Castilla y León 164
Extremadura 126
Castilla-LaMancha 104
Galicia 103
ESPAÑA 43,53
Baleares 2,27
Madrid 1,81
En el año 2006, embarcamos en un crucero que hacía la ruta por los Fiordos Noruegos y saliendo del puerto de Copenhague, Dinamarca, a un par de millas de la bocana había instalados unos 25 molinos eólicos, en el mismo mar. Copenhague es elegida capital verde europea hace 2 años y considerada como una de las ciudades más habitables, impulsa una política medioambiental consensuada por todos los partidos. En Holanda, los 48 molinos eólicos de las nuevas instalaciones Westermeerwind en Urk, generan una cantidad de energía renovable comparable al consumo de 160.000 hogares.
En Galicia, País Vasco, Canarias, etcétera, podemos ver instalados infinidad de parques eólicos, generando energía producida exclusivamente por el viento, o sea, cero en emisiones de CO2.
Que Baleares es la segunda comunidad autónoma peor clasificada en la producción de energías renovables, el farolillo rojo es Madrid. En Menorca, más concretamente, en el puerto de Mahón, tenemos cuatro molinos eólicos, por cierto uno averiado, que según los expertos han manifestado repetidas veces, que por la edad que tienen están obsoletos en comparación a los molinos con nuevas tecnologías, que son más viejos que Matusalén. De contaminación visual estos cuatro molinos, nada de nada, vatuadell cent llamps, contamina visualmente mucho más la chimenea de la planta de Endesa y no digamos de la contaminación atmosférica, a consecuencia del consumo de combustibles fósiles.
Teniendo en cuenta que Menorca es una isla ventosa, que los molinos eólicos generan energía renovable no contaminante, que tenemos la obligación de cumplir con el Protocolo de Kioto sobre el cambio climático2 que es un protocolo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), y un acuerdo internacional que tiene por objetivo reducir las emisiones de seis gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global, que Baleares está en la cola de incumplimiento en porcentajes renovables con el 2,27 por ciento. Me pregunto: ¿cuándo nuestros políticos tomaran las decisiones oportunas, para apostar por la producción de energía eólica, como han hecho en otros países y regiones españolas?, nuestras generaciones futuras lo agradecerán.