Carracárdaba, la primera y estupenda novela de Luis Camarero, tiene un inicio demoledor. La lectura del primer tercio del libro me dejó altamente impresionado. Su tema tiene una crudeza y tenebrismo comparable a “La familia de Pascal Duarte”, de Camilo José Cela, y la riqueza del lenguaje describiendo los trabajos del campo segoviano recuerda a Miguel Delibes.
El primer párrafo da el tono del estilo del relato y de su argumento: “Me llamo Gordiano Arroyo. Conocí el mar a los 18 años por haber matado a un hombre. Soy el mayor de seis hermanos, todos nos llevamos dos años de diferencia, y hemos mamado 14 meses de una madre flaca, de hierro y cortada a cuchillo”.
La vida del narrador y protagonista es la de un joven analfabeto condenado a trabajar y sudar en el campo toda su vida y a todas horas, obedecer a la familia y a las autoridades, en un hogar donde no había ni santos, ni cumpleaños ni reyes y en un pueblo de mala muerte donde solo se celebraban tres fiestas: la función de finales de julio, la romería de San Bernardo y la fiesta de san Lázaro.
Pero un trágico episodio que acontece un día de octubre en Carracárdaba, las tierras de cultivo de la familia Arroyo, torcerá su previsible destino. Cómo el mismo protagonista nos cuenta, será detenido y juzgado por la muerte de un vecino y tras pasar por varías comisarías y cárceles, trasladado al antiguo penal de La Mola, donde la novela toma un rumbo diferente.
Ambientada en el marco de la dictadura de Primo de Rivera, la República y la Guerra Civil Española, Gordiano Arroyo vivirá estos acontecimientos históricos en Menorca. En su relato de los episodios bélicos y prebélicos el autor no tiene ninguna intención de ser objetivo ni lo pretende. No se trata de un estudio de historia sino de una novela y un requisito de la ficción es la plena libertad para contar los hechos como uno quiere.
Luis Camarero, conocido en la Isla por su activismo político y sindical, da a la vida de su protagonista el mismo giro geográfico que el de su existencia personal pues ambos, nacidos en un pueblo de Segovia, en la Castilla rural, terminaran por descubrir Menorca y escogerla como lugar de residencia.
Con los recuerdos y las viejas palabras campesinas guardadas en su zurrón, Camarero ha construido una primera novela que, en mi opinión, no tiene nada que envidiar a muchas de las supuestas obras maestras que nos intentan vender a diario las grandes editoriales. Todo un descubrimiento.
Carracárdaba
Luis Camarero
Editorial Ses Voltes Acracia Menorca
164 páginas