La fiesta del libro, aún cuando se celebra el 23 de abril, se desarrolla en Menorca con actividades que se prolongan durante varios días. Este año nos aporta novedades editoriales de todos los géneros: Josep Maria Quintana nos ofrece en «Els Clark» un excelente texto de novela histórica, que da continuidad a la saga de «Els Nikolaidis»; el Institut Menorquí d'Estudis reedita «No creguis el que diuen de mi», de Joan Pons; y Josep Portella es el autor de «Ignasi Ponsetí Vives, el metge que curava fillets», la primera biografía de este traumatólogo menorquín que se exilió a Estados Unidos; y otro historiador, el sacerdote Florenci Sastre, descubre, en «Espies menorquins a Turquia», el papel de cautivos de Menorca al servicio de Felipe II en Constantinopla.
El libro se ve cuestionado por la crisis económica y la crisis de valores. Saldremos de la primera pero la segunda imbuye a los ciudadanos y en la mediocridad, el analfabetismo funcional y el «todo vale». Al mismo tiempo, España es el líder mundial en piratería intelectual, al menospreciar el talento, la inteligencia y el esfuerzo del arte de escribir bien. Cada vez hay menos más escritores, pero menos editores. El futuro de la libro está hoy amenazado.