Uno de los aspectos más destacados del discurso pronunciado por Francina Armengol en su toma de posesión es la crítica al actual sistema de financiación autonómica por el castigo que impone a las cuentas públicas de Balears. La Comunidad Autónoma acumula cada año un déficit de 400 millones de euros. Es el diferencial entre los ingresos que recibe y el coste de los servicios que presta, entre los que destaca la sanidad pública y la educación. Un balance insostenible.
Balears precisa resolver, con urgencia, este agravio que lastra su desarrollo económico y social desde 1983. La pésima financiación es un mal crónico que no se ha resuelto ni cuando se ha producido coincidencia ideológica entre el Govern balear y el Ejecutivo central.
Sufrimos un castigo injusto y permanente por parte del Estado en materia de financiación que obliga al Govern a incrementar la presión fiscal. El Govern de Francina Armengol asume numerosos compromisos que implican aumento del gasto público; mejorar las prestaciones exige más dotación.
Es preciso crear un frente político común para reclamar a Madrid, con una sola voz, aquello que nos pertenece a todos.