Transcurridas siete semanas desde la formación del Govern todavía quedan por nombrar importantes cargos de la administración autonómica. Por ejemplo, aún carecen de responsable la Agència de Turisme de les Illes Balears (el antiguo IBATUR), el Servei d'Ocupació de les Illes Balears (SOIB), el Institut Balear de la Vivienda, la Agència Balear de l'Aigua i Qualitat Ambiental (ABAQUA) i Serveis de Millora Agrària i Pesquera (SEMILLA), así como el director general de Relaciones con el Parlament. Esta demora revela las dificultades para incorporar a personas dispuestas a asumir un compromiso con un alto coste de crítica pública y una remuneración ajustada.
Mientras en el resto de instituciones está ha cerrado el organigrama de gobierno, en el Govern se nota lentitud y provisionalidad que no se debe prolongar en un periodo clave para impulsar las políticas de la legislatura. Si se exceptúa la campaña de control del fraude laboral, el Govern -superado el ecuador de los primeros cien días- corre el riesgo de agotar este plazo de gracia con un balance pobre, quizá demasiado en relación a las expectativas creadas. Hay margen para rectificar, pero falta dinamismo.