La radiografía de las ayudas sociales que dan las instituciones en Balears constituye el reflejo de las necesidades de la actual sociedad. Las administraciones han realizado un esfuerzo importante para apoyar a los más desfavorecidos, un compromiso en el que todavía queda mucho por hacer y para el que es preciso arbitrar objetivos y un claro orden de prioridades.
Con demasiada frecuencia se excitan sentimientos primitivos para criticar quién y cómo accede a las prestaciones sociales públicas, que no pueden estar sometidas a criterios de marginación por razones de oportunismo político. Hay que atender las necesidades de las familias y las personas con independencia de su nacionalidad, credo o raza. La defensa de estos principios define el grado de solidaridad de toda una comunidad. Baleares no puede dar pasos atrás, porque, de hacerlo, se estaría plegando a postulados xenófobos y populistas que surgen con mucha facilidad.
Es preciso reconocer el esfuerzo y la labor de numerosas organizaciones no gubernamentales, pero la responsabilidad principal recae sobre el Govern, los consells y los ayuntamientos porque la dignidad de las personas es irrenunciable.