El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junckers, anunció ayer una propuesta para eliminar el actual modelo de cambio horario entre los meses de verano e invierno, tal como reclaman los resultados de una macroencuesta continental, aunque con unos mínimos índices de participación. El debate está en la calle por su impacto en las rutinas diarias de los ciudadanos como los cada vez más escépticos efectos económicos. Al mismo tiempo, los expertos cuestionan el efecto real para el ahorro de energía. Entre las cuestiones a resolver sobresale si dejar como referencia el horario de verano o el del invierno.
El Gobierno de España se ha mostrado dispuesto a mantener el horario de los meses estivales, hecho que, en el caso de Balears, supondría que en los meses centrales del invierno, nuestros escolares entrasen en los centros educativos con noche cerrada. Será un comité de expertos quien determine el huso horario de España. El actual deriva de una conveniencia política del franquismo con el régimen nazi que se ha prolongado hasta la actualidad. La latitud geográfica indica que lo óptimo sería incorporarse al de Gran Bretaña o Portugal, es decir, restando una hora a la actual.