Las actividades de inclusión social, acogida e inserción laboral realizadas por Caritas Diocesana de Menorca durante el 2018 atendieron a 1.439 personas con 2.552 beneficiarios. La memoria presentada ayer constata que la situación social y económica de las personas y familias más vulnerables de la Isla sigue sin mejorar y, en algunos casos, se ve agravada. Concretamente, se acentúa el problema del acceso a la vivienda por falta de oferta y su consiguiente encarecimiento. Al mismo tiempo continúan las dificultades en el mercado laboral motivadas por la estacionalidad, las contrataciones de corta duración, el trabajo precario que no garantizan la subsistencia durante el año.
El obispo Francesc Conesa, en su condición de presidente de Caritas Diocesana de Menorca, explica que «somos gestores de unos recursos destinados a los más necesitados; es justo que rindamos cuentas». Subraya el prelado que «desde la diócesis llamamos la atención sobre los graves problemas de exclusión social que padecen muchas personas en la Isla». Efectivamente, el trabajo llevado a cabo es abundante, pero queda mucho más por hacer. Caritas Diocesana ejerce con eficacia la labor social de la Iglesia en Menorca.