Las normas que dictan las administraciones públicas para prevenir los contagios, al margen de si se está de acuerdo o no con ellas, están para cumplirse. La eficacia de esta premisa depende de los medios policiales, que son claramente insuficientes. Ya se hizo evidente el verano del año pasado, pero este mes de agosto, se reitera que los agentes de Policía Local no tienen capacidad para intervenir en situaciones de claro incumplimiento de las normas covid.
El cierre de los locales de ocio nocturno a la 1 hace que se organicen fiestas y botellones en espacios públicos o fincas privadas, en muchos casos con la participación de más de cien personas. La pérdida de la percepción del riesgo y el ambiente de vacaciones veraniegas propicia situaciones que representan el principal riesgo para el control de la pandemia, sobre todo cuando la variante delta se transmite con mucha facilidad y estamos lejos del 90 por ciento de población vacunada, necesario para la inmunidad de grupo. Hubiera sido deseable una mejor planificación de los medios necesarios para poder actuar en estos casos. Sería lo lógico por la experiencia adquirida en la gestión de la pandemia durante la quinta ola.