Seis meses después de que se levantara la medida, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez -que en junio de 2020 dio por vencida la pandemia- anuncia que el uso de las mascarillas en el exterior volverá a ser obligatoria. Esta es la medida más llamativa de la conferencia de presidentes celebrada ayer por vía telemática. El resto de propuestas, como la reincorporación del Ejército a las tareas de rastreo o la recuperación de sanitarios jubilados no incluyen restricciones severas. La estrategia del Gobierno consiste en continuar la vacunación para frenar el avance del virus.
Las cifras de contagiados son muy altas, con una progresión desatada, lo que está incrementando la presión hospitalaria, mientras que en Atención Primaria el colapso ya es palpable. La inminencia de las fechas navideñas, en lo que significa de dimensión social y económica, podría explicar la moderación y escasa entidad de las decisiones adoptadas ayer. Esta nueva ola del coronavirus confirma la necesidad urgente de un marco legal que permita unificar criterios y coordinar las acciones del Gobierno ante las pandemias. Carece de sentido que las medidas más drásticas estén a merced de la voluntad de diecisiete gobierno autonómicos y sus correspondientes tribunales superiores. Con estas premisas la reunión de presidentes fue decepcionante en todos los sentidos.