El ‘caso Pegasus' fracturó ayer, en la Junta de Portavoces del Congreso, la mayoría de la investidura en dos ocasiones. La primera ruptura se produjo cuando los independentistas, con los votos del PSOE, Vox y Ciudadanos, dejaron en minoría al Gobierno y obligan a Pedro Sánchez a comparecer para dar explicaciones por el supuesto espionaje a más de 60 independentistas vascos y catalanes con un programa israelí. PSOE y Unidas Podemos se quedaron solos, y el presidente del Gobierno comparecerá obligado ante el pleno de la Cámara. La segunda discrepancia se registró al votar el PSOE con PP, Vox y Ciudadanos para vetar la comisión de investigación sobre estas escuchas, que habían reclamado los independentistas y Unidas Podemos, que forma parte del Gobierno Sánchez. Estos dos desacuerdos han incrementado la tensión entre el PSOE y sus socios. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, ha advertido que «quien crea que esto se va a tapar y no se va a cargar la legislatura no está evaluando lo que tiene enfrente» y ha dado «credibilidad cero» a las «patéticas» explicaciones de quienes pretenden pasar, ha dicho, «de supuestos culpables a víctimas». En este escenario de reproches y discrepancias es preciso llegar al fondo y explicar cómo, cuándo y quiénes ordenaron este espionaje.
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