La negociación del pacto de legislatura entre el Partido Popular y Vox en Balears entra en una fase decisiva. El pulso entre Marga Prohens y Jorge Campos pone sobre el tablero la abstención de Vox o su entrada en el Govern. El acuerdo alcanzado ayer en la Generalitat Valenciana concluye con la entrada de la formación de Santiago Abascal en este gobierno autonómico, pero sin su líder regional, Carlos Flores, condenado por un caso de violencia machista, que encabezará la lista al Congreso de los Diputados.
El caso valenciano no es idéntico al balear, allí los votos de Vox son imprescindibles y aquí su abstención es suficiente para investir a Prohens como presidenta. Vox exige su entrada en el Govern para apoyar al PP con la pretensión de imponer unas condiciones que romperían consensos políticos y sociales en las Islas durante las últimas décadas. El plan de máximos de Vox debe someterse a una negociación, en la que los dirigentes del PP también están vinculados al mandato de sus electores. La cuestión está en saber hasta dónde llegarán las concesiones para un acuerdo en el que Marga Prohens y Jorge Campos unirán su futuro político. La convergencia de PP y Vox es básica si se pretende trasladar a las instituciones la voluntad del electorado balear, pero una interpretación equivocada del mensaje sería un inmenso error para ambos partidos.