Las elecciones gallegas han acabado con la victoria del PP, que encadena su quinta mayoría absoluta en esta comunidad; el ascenso del BNG, que se convierte en segunda formación política. Al mismo tiempo se ha registrado la derrota del PSOE, que obtiene el peor resultado de su historia electoral en Galicia; y el fracaso de los dos partidos situados a su izquierda -Sumar y Podemos- que no han obtenido representación, víctimas de su cainismo. Vox sigue sin obtener representación en Galicia y el Partido Popular se confirma como la formación de referencia y confianza para una mayoría de gallegos. Las izquierdas no suman frente a un PP mayoritario.
El empeño del PSOE para que estas elecciones se interpretasen en clave de política nacional se ha vuelto en contra de Pedro Sánchez al consolidar el poder autonómico del Partido Popular y reforzar a Alberto Núñez Feijóo. Sigue como jefe de la oposición, pero obliga a Sánchez y Yolanda Díaz a realizar una profunda autocrítica. PSOE y Sumar han de averiguar los motivos de esta derrota en Galicia y advertir si ha empezado un cambio de ciclo ante las tres próximas convocatorias electorales: vascas, europeas y catalanas. Feijóo, que ve su liderazgo robustecido, seguirá ignorando a Vox y mantendrá su estrategia política contra la amnistía a los encausados por el Procés, que está desangrando al PSOE.