El año que acaba ha estado marcado por la demanda de vivienda digna a precio asequible, un problema que afecta a cada vez más familias. La situación es preocupante, con sueldos estancados o que suben muy poco frente a alquileres absolutamente disparatados y precios de casas por las nubes. Todo ello unido al precio de la cesta de la compra, que también se ha disparado este 2025. La demanda de vivienda es muy alta y la oferta, en cambio, muy limitada, lo que rompe el mercado y lo hace inaccesible para muchas personas. La cara más dramática son los afectados que pierden su casa o acaban malviviendo en la calle.
Los servicios sociales reciben constantemente nuevas peticiones y responder a esta emergencia es una tarea titánica. Desde el Govern se están buscando soluciones urgentes para paliar esta crisis sin precedentes y está previsto construir viviendas de precio limitado, pero las soluciones mágicas, en materia urbanística, no existen y nunca suelen ser rápidas, por lo que todo apunta a que el problema seguirá vigente, con mayor o menor intensidad. Hace unos años, el paro era la principal preocupación de los residentes en la Isla. Ahora es la vivienda. O la falta de ella. La revisión de miles de alquileres al alza solo puede incrementar la lista de damnificados por este mercado tensionado y sin apenas oferta real.