Plasmar tu careto y tu firma en un periódico, así como una buena sarta de tonterías que se te ocurren a lo largo de la semana, tiene sus consecuencias. De alguna extraña forma pasas a ser un personaje público, cercano a quien tiene el detalle de regalarte cinco minutos de su vida para invertirlos en leerse el artículo que has parido. Esa relación toma cuerpo cuando en determinados aspectos de la vida cotidiana lector y 'escrivividor' se topan e intercambian unas palabras.
Reconozco que al principio no me agradaba la idea de ir coleccionando seguidores por la Isla porque ello conlleva una gran responsabilidad y de sobras sabes que tengo cierta alergia a los compromisos. Pero el tiempo que pone a todos en su lugar, que cierra algunas heridas y que también evapora la tontería me ha hecho ver que esos comentarios que me puedan hacer personas que no conozco, pero a las que he caído más o menos simpático sirven y de mucho.
Ahora me divierte cuando por las fiestas de pueblo me encuentro con 'mi familia' y, entre pomada y pomada, me dicen que esta semana he acertado o que, de lo contrario, la he 'cagado'. La verdad es que al principio me preocupaba mucho la idea de gustar, de caerle bien a todo el mundo empapándome de una fina capa de hipocresía que ha ido demasiado lejos. No me pagan por gustarle a todo el mundo. Tampoco me interesa porque, como decía no hace mucho, mi cuenta de amigos de Facebook crece a cada semana que pasa y tengo miedo de acabar con todos los amigos del mundo y que alguien se cabree por ello.
Ni soy "clasicista", ni "pepero" ni "amiguísimo de los socialistas", como me han dicho en alguna ocasión, ni soy "prepotente", "genial" ni "egocéntrico", tampoco. La verdad es que quien me lee sabe de sobras que la mayoría de cosas me dan igual y que suelo teñir la realidad de un toque de humor harto absurdo cuyo único objetivo es hacerle olvidar a mi amigo lector que el mundo, le pese a quien le pese, es una mierda.
Invito a cualquiera a que no se corte si le apetece saludarme y que departamos sobre esto o aquello y todo lo demás. Eso sí, abiertos al humor, que con los tiempos que corren no apetece tomarse nada en serio.
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