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Crítica es libertad

Falacias y demagogia

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El arte de la buena gobernabilidad consiste en conseguir que la labor de una administración repercuta efectivamente en favor de los gobernados sea mediante la consecución de benéficos fines de alcance social, sea en favor de cualquier otro que mejore las condiciones de vida de aquellos gobernados.

Gobernar es ceñirse, en fin, a las necesidades del pueblo e intentar cubrir y satisfacerlas dentro de unos límites de posibles. Cuando estos fines no se consiguen, y más cuando se acercan las elecciones y algunos no pueden blasonar de un bagaje de resultados acertados, ciertos gobernantes están tentados en acudir a la falacia y a la demagogia para enmascarar e intentar diluir y amagar esos escasos resultados de su gobierno amparándose en deslumbrantes iniciativas populistas. Arrogándose la representación de un supuesto sentimiento popular que provoque unanimidades fáciles, no dudan en engatusar a sus ciudadanos aún sabiendo que la realización de esas supuestas "ansías del pueblo" es imposible, no tan sólo por insalvables dificultades administrativas sino, y especialmente, por estar fuera de sus posibilidades económicas. Falacias y demagogia.

Lo vemos a menudo. Algunos políticos creen que tocar la fibra sensible de un grupo de ciudadanos es rentable para sus fines políticos. En Menorca tenemos buenos ejemplos de esa demagogia. Hemos tenido buenas muestras en los nacionalistas del PP, del PSOE, del PSM, etc.

El Consistorio ex villacarlino de Es Castell ha aprobado ahora una moción donde se acuerda solicitar al Gobierno central (se supone que de España aunque no se menciona, son todos nacionalistas) para que regale el Lazareto "a los menorquines". Sí, así como suena: que se lo regale, que se lo entregue sin más. Que Sanidad se le rinda y se lo done ("Cautivo y desarmado el ejército..."). Lo preocupante no es que alguien se haya atrevido a presentar esa moción demagógica, lo asombroso es que fuese aprobada por "aplastante unanimidad" de todos los grupos del Consistorio. Ni uno de ellos defendió la sensatez. (¿Sabrán que, según técnicos, caso de reversión retornaría al Ayto. de Mahón y no al de Es Castell?)
Bueno pues, después de haber padecido los antecedentes del Hospital Militar, de la Isla del Rey, del Cuartel de Santiago, etc. parece ser que ahora toca el turno al Lazareto. ¿Otra ruina en ciernes?

(¿Una muestra más del tronado "tó pa' l pueblo" de Alfonso Guerra?).
Cuando la realidad económica de la isla roza la tragedia, ¿qué confianza puede merecer un Consistorio que solicita alegremente asumir un nuevo gasto imposible de soportar? Este Consistorio parece no estar preocupado por haber seccionado y dividido su pueblo en Es Castell de Dalt y Es Castell de Baix mediante una desgraciada, asombrosa (por terrible) y vergonzosa reforma de la Explanada. Tampoco está preocupado por resolver el lío de los cuarteles (que al final perderán), no está preocupado por haber despreciado un nuevo parking bajo el nuevo páramo explanil (cuya única y solitaria duna también ha quedado finalmente desvegetalizada), por no ser eficientes en resolver de una vez el problema del agua que beben sus conciudadanos, por haber creado una deuda inmensa no conocida desde los tiempos de Peralta, por enervar a muchos de sus ciudadanos de procedencias múltiples imponiéndoles sus comunicados únicamente en una lengua minoritaria, etc.

Preocupados como sí están en dificultar la circulación al máximo y, parece que, en querer evitar ingresos a sus comerciantes mediante la exclusión y expulsión de los muchos funcionarios que veranean (aún) en Lazareto y que visitan (y consumen) en las tiendas del pueblo, acuden a la falacia y a la demagogia para entretener al pueblo con sus "idees foradades". Distinto y distante de esa demagogia es proponer un convenio con Sanidad que permita un uso compartido o temporal reglado para quienes no son funcionarios. Al acercarse las próximas elecciones municipales parece ser que han elegido el Lazareto como perfecta cortina de humo para que espese la cosa y evite contemplar la realidad del pequeño Municipio en toda su crudeza. ¡Good try!

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