Hemos asistido, en los últimos días, a través de los medios de comunicación de Balears, a la inauguración del Hospital de Son Espases de Palma de Mallorca. Un hospital necesario desde todos los puntos de vista que sustituirá al obsoleto hospital de Son Dureta, a pesar de las reticencias iniciales y las interminables discusiones, pero en el que todos, en definitiva, finalmente han estado de acuerdo en su necesidad e idoneidad.
Un hospital con una inversión cercana en obras e instalaciones, a los 235 millones de euros, y dotado con las últimas tecnologías con una inversión de 85 millones, superando en total los 320 millones.
Asimismo, el hospital contará con un helipuerto operativo las 24 horas del día, como sucede en la mayoría de hospitales de Europa y por supuesto, en la Península ibérica, para distancias terrestres de más de 150 Km, reduciendo considerablemente los tiempos de atención, imprescindibles en los casos en los que no se dispone de los medios humanos o tecnológicos necesarios como en el caso de pacientes neuroguirúrgicos (hemorragias cerebrales, traumatismos craneoencefálicos graves, …. ) o cardiovasculares (infartos de miocardio o anginas de pecho candidatos para revascularización quirúrgica, aneurismas de aorta que precisan cirugía vascular,….) pero del que desgraciadamente Menorca no se podrá aprovechar, al no disponer en la actualidad de helicóptero operativo durante el día, ya que fue sustituido hace casi 2 años por un avión ambulancia, y al mismo tiempo depender en horario nocturno, del desplazamiento de otro avión ambulancia con su médico y enfermera, con base en Palma de Mallorca. Muy diferente a Eivissa que sí dispone de helicóptero para los desplazamientos de pacientes graves. Un paso atrás, sin duda en la atención al paciente crítico.
Pero quizá tan grave o más que el factor tiempo en los desplazamientos de enfermos, está el problema de las estancias prolongadas para pacientes y familiares. Como sabemos, hasta ahora, las familias que debían permanecer durante largos periodos en la isla vecina, principalmente los enfermos con necesidad de radioterapia, contaban con la inestimable colaboración de entidades como ASPANOB, ADAMOB, que cedían pisos y apartamentos de su propiedad de forma gratuita, situados en las proximidades del Hospital Son Dureta para facilitar la estancia desde el punto de vista económico y de cercanía del paciente, evitando largos y en ocasiones penosos desplazamientos para el paciente.
A título orientativo, sabemos, que aproximadamente, unos 1.000 pacientes al año, residentes en Menorca, precisan ser ingresados en el hospital de referencia, con un número de estancias que rondan las 10.000 pernoctaciones/año.
Asimismo, sabemos, por los últimos datos ofrecidos por el IB- Salut, que Menorca supera a Eivissa en el traslado de enfermos para ser atendidos fuera de la isla.
Con la intención de suplir esta carencia y paliar una situación discriminatoria para las islas menores y en concreto, Menorca, desde distintas asociaciones como las mencionadas, a las que se sumaron iniciativas populares y políticas, presentando mociones en los ayuntamientos, Consell Insular de Menorca y Parlament Balear, se propuso la construcción de un edificio anexo al Hospital de Son Espases, que funcionaría como hotel- residencia, para aquellos pacientes en tratamiento ambulatorio (por ejemplo radioterapia) y familiares, durante su estancia en Mallorca, lo que evitaría penosos desplazamientos, estancias innecesarias en el hospital, así como un elevado coste adicional ante una situación de enfermedad. Permitiría una estancia más confortable para el paciente, logrando un ambiente enfocado a evitar la separación de su familia y un espacio de confort y privacidad.
En esta línea, a modo de ejemplo, los hospitales San Juan de Dios, Sant Pau, Valle Hebrón y el Hospital del Mar de Barcelona han impulsado la creación de un hospital para pacientes, siguiendo el ejemplo de otros hospitales europeos, como sucede en los países nórdicos o en los EEUU de Norteamérica.
Aunque pueda parecer increíble, esta propuesta ha sido rechazada tanto en el Consell Insular de Menorca como en el Parlament Balear, por políticos, que viven y residen en Menorca, apelando a la disciplina de voto obligada por su filiación política. La respuesta fue que había que estudiar otras propuestas como la aprobada recientemente por el Govern Balear, por la que abonará la estancia del paciente y la familia en hoteles concertados en la capital palmesana.
Es obvio decir, que el coste económico que supondrá, y más en un momento de crisis como éste será mucho mayor que el que hubiera supuesto la construcción de un hotel residencia, invirtiendo tan sólo, no más del 2% del coste total del Hospital Son Espases.
Además la proximidad al hospital, hubiese evitado largos desplazamientos a pacientes en muchos casos en situación de convalecencia o con limitación para la movilidad, sin entrar ya en la idoneidad de un hotel para un paciente, su familia y su intimidad.
Aunque quizá hubiese sido más fácil su construcción simultáneamente a la del Hospital de Son Espases, hago un llamamiento a la reflexión a los políticos y a los residentes menorquines para dar solución definitiva a una situación de precariedad y agravio comparativo con el resto de ciudadanos de las islas. Si rectificar es de sabios, hacerlo ahora sería un acto de honestidad política y social.