Cuando un amigo se va
queda un espacio vacío
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.
Alberto Cortés
Aterricé en Mahón allá por el año 57 del siglo pasado. Venía de Ferreries y acababa de obtener mi título universitario. Mis amistades íntimas habían quedado en Ferreries y en Palma donde cursé mi carrera.
Por eso, mis amigos en aquel entonces fueron los del círculo de mi novio, el que luego fue mi marido. Entre ellos Antonio Mir, Florencio Hernández, Pedro Morro, José Seguí, Pedro Luis Mercadal, Enrique Caules, la mayoría de ellos con sus respectivas novias y otros todavía solteros. Llegué a conocerlos y tratarlos con tanto cariño, que llegaron a ser para mí, e igual creo que yo para ellos, como unos o una más del grupo.
Llegaron las fechas de las bodas, los nacimientos de los primeros hijos, y cada uno de los acontecimientos fueron como si de un familiar propio se tratara.
Pasaron los años, y el círculo de amistades creció con los compañeros de destinos, vecinos, etc.,.. pero siempre la amistad y el cariño del equipo mahonés estuvo por encima de todos. Podría decirse, sin lugar a dudas, que los lazos que nos unían eran mayores que con los de la propia familia. De ahí nuestras visitas y estancias en Madrid, en Hoyo de Manzanares, en Barcelona, siempre en alguna casa de ellos.
Después del fallecimiento de mi marido, el grupo del "Instituto" me mantuvo y trató como una más de ellos, y he acudido, siempre que me ha sido posible, a los encuentros y "comidas" que han venido organizando durante los veranos en Menorca, primero con una periodicidad bi o trianual y últimamente anual.
Precisamente verse con más frecuencia fue una idea lanzada por el amigo y compañero que acaba de marcharse, Pedro Luis Mercadal, pues según su buen entender con la edad que íbamos cumpliendo cada uno de nosotros, alargar el encuentro era arriesgado no fuera que faltáramos pronto.
De Pedro Luis me acuerdo muy bien cuando llegué a Mahón que Rafel me contó de la muerte trágica de su padre, y de cómo su madre (mi novio admiraba a las mujeres que habiéndose quedado viudas sacaban a flote la familia ) le había "dado" carrera. Suerte, según él que el hijo había sido muy buen estudiante y había compensado el esfuerzo de su madre.
Tal como he dicho anteriormente, vivimos la boda de Pedro con Sole, como propia, sentimos muchísimo la pérdida del primer hijo estando su mujer en el final de embarazo y nos alegramos muchísimo al saber que los médicos habían descubierto el porqué de esa pérdida, gracias a la cual nacieron después sus hermosos dos hijos.
Pedro y Sole han sido los 'avitualladores' de los encuentros veraniegos, y este último julio disfrutamos de lo lindo con su compañía sin saber que Dios le tenía preparado a él su viaje tan pronto. Estaba muy indignado por la prohibición de las corridas de toros en Cataluña; no concebía, me dijo, tal insensatez. ¿Qué diría Pablo Picasso, sobre ello, si en su cuadro de "Guernica" uno de los elementos en primera fila es un toro? Repetía.
Querido amigo: tomaste el camino hacia el más allá con tanta rapidez que además de a tu familia, nos has dejado a tus amigos con una sensación de vacío muy rara. Una monja paulina que nos sirvió de guía en el Santuario de Chestokowa nos decía que Dios nos tiene preparado allá en el cielo un apartamento para cada uno de nosotros, y que en el destinado a ella nos esperaba a todos. Si ello es así, hazme un "recado" amigo: ve al apartamento de tu amigo Rafel y entre historias de cuando erais estudiantes en el Insti de la Plaça de San Francesc, dile que a pesar del mucho tiempo transcurrido desde que se marchó, aquí le seguimos recordando cada minuto y que continúo queriéndole como al único amor que ha sido en mi vida. Que mientras tanto no llega el momento de volver a reunirnos todos juntos para continuar nuestra vida allá en el cielo, tú y él no dejéis de echar un "vistazo" a Sole y a mí, cobijarnos y ayudarnos porque la verdad de todo es que nos hemos quedado muy, pero que muy solas.
Con todo mi cariño a Pedro Luis y Sole.