Ustedes se recordarán de aquel inolvidable Bond, James Bond, de las primeras películas, estricto con el Martini, que para su gusto tenía que ser agitado, no removido y el champagne Moët & Chandon del 52 (si llega a protagonizar un par de películas más acaba con la famosa añada). Bien, pues pensando con qué maridan bien los quesos de Menorca y con qué no, se me ocurrió el otro día hacer una prueba con un queso Coinga semicurado y un curado, con todo su potencial organoléptico para el placer de quienes como yo somos asiduos consumidores de quesos de esta marca, acompañándolos con un pan payés y una copa que fui variando de un buen champagne francés a otros dos cavas catalanes, también de muy buena familia, todos ellos con esa temperatura límite de los 6 grados por abajo y los 8 por arriba (por debajo de esas cifras el champagne puede perder algo de sus características más estimadas). Y ahora mismo les puedo garantizar que, para mi gusto, pocas bebidas habrá que siendo vino como es el champagne, mariden tan descabaladamente si las juntamos con el queso (¡mare de déu!, qué mal, pero qué mal se lleva el queso con el champagne y con los vinos espumosos).
Siempre tuve para mí que toda bebida que contenga gas, da igual que sea de fermentación natural como de gas inyectado, son pésimos acompañantes para el queso, especialmente para esos quesos nobles como el de la cooperativa Coinga, que son de un sabor y de una textura muy definidos, y de una calidad tan contrastada. No obstante, déjenme que les diga que tampoco por eso deben consumirse esos quesos con grandes reservas de excepcionales vinos, pongamos por caso un Petrus, un Vega Sicilia o un Clos la Ermita. Juntar un gran queso con un gran vino es una mala opción porque no es otra cosa que enfrentar a dos poderosos guerreros en una batalla que no ganará ninguno de los dos, ya que ambos, queso y vino, se dañarán mutuamente. El penetrante sabor de un buen Coinga curado distorsionará las nobles propiedades de uno de esos vinos que hemos nombrado y a su vez éstos no nos dejarán disfrutar de ese soberbio queso porque también camuflará su aroma y su sabor. En definitiva, sus cuidadas propiedades organolépticas.
Después de comprobar lo desagradable que nos resultó la prueba del queso con los champanes y los espumosos, como de todas formas "estábamos muy metidos en harina", seguimos con la prueba, así que decidí descorchar una botella de un Malvasía Favaritx vi de la terra Illa de Menorca. Sobre este vino quisiera decir algo: lo primero que me sorprendió al descorchar, fue ver que en el tapón lleva impresas dos copas de vino, cada una con su racimo (22 granos de uva) y unas hojas de vid. ¿Y eso qué tiene de sorprendente? ¡Hombre!, nada, pero me pareció curioso que una estampación estuviera hacia arriba y la otra hacia abajo en vez de las dos en el mismo sentido.
Mirando este vino a través del cristal de la botella, ya se deja ver su agradable color ámbar claro, casi podría yo decir como cuando los trigales menorquines maduran en el ecuador de la primavera. Atractivo color, sin duda. Sobre la cata en nariz y en boca, no hago extendido comentario, porque como diría aquél, hoy no toca. Déjenme solamente añadir que 14.5 º es una graduación que, aunque frecuente, para mi gusto es un poquitín alta. 13º, incluso 13,5º sería más de mi gusto. Las graduaciones altas suelen, más pronto que tarde, perturbarnos la cabeza. De todas maneras pude comprobar que esa Malvasía Favaritx le va al queso Coinga extraordinariamente bien, queso y vino ocupan su lugar sin molestarse el uno al otro, acabando por formar un ensamblaje gustativo más que aceptable.
A propósito del queso Coinga, me satisface saber que por segundo año consecutivo se han traído para sus vitrinas, ya de por sí bien servidas, la medalla de plata del World Cheese Awards, celebrado en Birmingham en el mes de noviembre último. Uno de los certámenes más concurridos, de hecho asistieron 29 países y concursaron 2.269 quesos. De manera que lo que consiguió la Cooperativa Coinga con uno de sus semicurados en un certamen a nivel mundial está al alcance de muy pocas queserías. Y esa altísima calidad la tenemos en Menorca. Una garantía para los amantes de los buenos quesos. Cuántos quisieran tener tan a la mano para toda la familia un queso capaz de competir y ganar en certámenes como el de Birmingham.
Con quesos de tan altísima calidad como los Coinga, merece la pena cuidar con que van a ser acompañados, si con frutos secos, con carne de membrillo, o con cualquier otra de las muchas combinaciones posibles, o simplemente lo vamos a disfrutar con pan. Algo muy distinto y hasta distante a si lo hacemos con una bebida. Como les decía anteriormente, les aconsejo que no lo hagan con champanes o con vinos gasificados, incluso los de aguja no maridan con el queso. Y además, también pude comprobar que cuanto más gas tenga la bebida, peor. Creo firmemente que se puede disfrutar de un meritorio ensamblaje con vinos como la Malvasía Favaritx, que tan gratamente me ha sorprendido, aún después de tener que insistir que un grado menos no le vendría nada mal.
Mañana probaré otra de estas botellas de vi de la terra de Menorca con un besugo a la espalda. Este vino y el pescado se me antoja que tienen que ir de la mano. Haré la prueba poniendo previamente el vino a punto, introduciéndolo en un recipiente de cristal con agua y unos hielos unos minutos antes de probarlo, que tengo para mí como la mejor manera de enfriar un vino blanco para pescado o marisco. Déjenme acabar este artículo diciéndoles una vez más que me hagan caso y consuman productos de Menorca. Baste ver que fuera de la Isla, e incluso de España, son reconocidos como de entre los mejores de entre una cantidad y calidad abrumadora.