Dice el dirigente de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, que harán una campaña para explicarnos que la reforma del sistema de pensiones es buena. Pues que la haga, y rápido, porque a simple vista y con un recuento por encima de los años cotizados la impresión es que podría salvarse el modelo público, pero porque serán pocos los que lleguen a beneficiarse de él. Sorprende que encima un sindicalista se pregunte qué hace un joven de 26 primaveras sin empezar a acumular los 38,5 años necesarios para el merecido descanso a los 65. Puede que esté todavía formándose, la palabra con la que se llenan todos la boca, especializándose, aprendiendo idiomas para poder competir y salir del desempleo, o puede que incluso tenga un trabajo, que igual no responde a su cualificación y es temporal, pero va marcando días en su informe de vida laboral, ese que utilizan para analizar si puede o no tener hipoteca y que luego utilizarán para calcular su pensión. En fin, se me ocurren muchas razones por las que, siendo muy afortunados, muchos seguirán trabajando casi a los 70.
Vía libre
La extinción del ‘jubilata'
F. Saborit Soriano |