Sabes, Rock, que hace unos días viví la fiesta de la patrona de tu país, La Virgen de la Altagracia. No sé si tú, algún día, tendrás ocasión de observar la religiosidad que emana de tu pueblo y del pueblo haitiano. La religiosidad impregna el aire y se esparce por la inmensa explanada que rodea la Basílica, donde cientos, o quizá miles de peregrinos desplazados desde toda la Española se hacinaban, hacían largas colas, para besar la imagen de la Virgen.
Tullidos, cojos, pobres, descalzos, vendedores formaban un espectáculo digno de observar. A su alrededor niños y niñas, pobremente vestidos suspiraban por una limosna mientras comían un chin de arroz con habichuelas o dormitaban sobre cartones, o, en el mejor de los casos, sobre una ajada sábana que había perdido su esplendor.
La policía turística cerraba el acceso principal a la Basílica destinada a las autoridades- civiles, militares y religiosas- que llegaban en lujosos coches o jipetas. Ahí se veían las dos caras de este país…
Pero ya sabes, Rock, que en este país de contrastes ese espíritu religioso viene de lejos. Ritos y creencias: del Vudú a las justas pasando por los Gagá, Barones del cementerio, novenarios y baquiní.
Y me quedo con el velatorio de los niños (baquiní) que son un espectáculo digno de ver. Familiares y amigos del fallecido entonan cantos alegres y ritmos dedicados a la criatura que ha fallecido, que es un angelito que ha dejado de sufrir…cantan "cuando un niñito se muere, no se le debe llorar, sabiendo que va al cielo, a la gloria celestial".
Pues sí, ya te iré contando cosas de este país de tu nacimiento.
La última carta, donde expresaba que mis días estaban contados, ha sido bien acogida por mucha gente que desea mi regreso a España. Pero ya te decía que tengo que hacer muchas diligencias antes de mi partida (que no tiene fecha) aunque tengo dudas de donde vivir: Menorca, Valencia, Andalucía… El otro día, tomando unas frías con Pedro Villalonga y sus amigos Andrés Pons y Pito Murillo, lo comentaba mi viejo exalumno (gracias Pedro) y le exponía esas dudas y ciertos recelos por mi adaptación a otro clima que ya tengo olvidado. Sería, como cuando llegué aquí, empezar de cero, sin ropa, sin coche, sin casa, sin…
Pero, en fin, todo se andará… Conocí a Isidro López de Hoyos cuando llegó a Menorca para incorporarse a su destino. Matriculó a sus hijos en el colegio y mantuvimos cierto grado de amistad. Posteriormente (cuando la locura invadió mi cerebro) incrementamos esa relación dada mi vinculación al Ayuntamiento.
Charlamos intensamente en un viaje a Bilbao y en mi última visita a Menorca me mostró su ilusión por conocer Haití y ver las diferencias entre un lado y otro de la frontera. Lamentablemente en ese viaje no me podrá acompañar, pero será mi compañero de viaje…
PD. Hace tiempo pedí un sueldecito al CIMe como Cónsul en R. Dominicana. Ahora que han incrementado la plantilla no estaría mal que me enviaran cada mes unos cientos de euros. Marc Pons, aquí cada vez hay más menorquines. Si hace unos días charlaba con Juanes, Pedro Andrés, Pito. La próxima semana lo haré con otra pareja de menorquines que viene a Punta Cana y que me traerá una sobrasada.