No, estimado lector este artículo no va a relatar episodios de la maravillosa película de José Luis Garci. Esta historia es la tragedia, la miseria, y la muerte que está ahogando a los países como Haití y a su capital Puerto Príncipe. Este país tiene la renta per cápita mas baja de todo el hemisferio occidental, fue colonia francesa, hasta conseguir su independencia en 1804, pues figúrense ustedes después del terremoto que hace unos meses asoló dicho país, que dejó miles de cadáveres por las calles y otros enterrados por los escombros, dejando una imagen dantesca y sobrecogedora.
Otro tanto pero en menor proporción ocurrió en Italia concretamente en la ciudad de L'Aquila en la región de los Abruzzos en esta ocasión dejó "solo" unas trescientas victimas.
En estas fechas estamos viviendo una tragedia de consideraciones casi inenarrables por la cantidad de muertos y desaparecidos en Japón, hoy quiero dedicar este artículo y mi pensamiento a todas esas personas que están sufriendo las pérdidas de seres queridos, familias enteras destrozadas.
He visto reflejado en los rostros de las personas dedicadas a los rescates la alegría que sentían cuando rescataban a personas que ya lo tenían todo perdido. En este mundo todavía, gracias a Dios, el ser humano tiene sentimientos, tiene solidaridad, y sobre todo tiene amor por los semejantes y cuando nos necesitamos acudimos porque somos humanos.
Debemos transmitir a estas personas que están sufriendo, a través de nuestra ayuda, que no se encuentran solos, que la solidaridad mundial está con ellos, que vamos a hacer todo lo que buenamente podamos para ayudarles, porque lo importante como dijo Oscar Wilde lo que "el hombre puede soportar las desgracias que son accidentales y llegan de afuera".
Solamente me resta decirles que seamos solidarios, que aunque la voz de la naturaleza se oiga en su tono más fuerte llenando el ambiente de dramatismo y destrucción por doquier , aquí está el ser humano para dar cabida en su corazón a la solidaridad individual y social, porque como algunos dicen lo peor de las catástrofes es que sabemos que no serán las últimas.
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