Pasó el día 8 de marzo. Aquel día agentes sociales, partidos políticos y asociaciones de todo tipo se acordaron de las mujeres porque se celebraba el Día Mundial de la Mujer. Es curioso observar que este año han querido obviar el verdadero nombre del día que es el Día Mundial de la Mujer Trabajadora y han rebautizado la celebración como Día Mundial de la Mujer.
El día internacional de la mujer se celebra en el mundo desde 1911, o sea que este año se han cumplido cien años desde que empezó a recordarse. Aquel 1911 se conmemoró por primera vez en Austria, Alemania, Dinamarca y Suiza, aunque lo hicieron el 19 de marzo con mítines a los que asistieron un millón de hombres y mujeres de esos países.
En aquellas reuniones los asistentes reclamaron para las mujeres el derecho a votar y a ocupar cargos públicos, además del derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral, temas algunos de ellos que siguen estando de plena actualidad.
En Menorca y en plena pre-campaña electoral también hubo sus "aquellos". El PSOE invitó a sus mujeres a una comida en la que se usó el logo del Ayuntamiento de Mahón porque seguramente deben pensar que después de tantos años de estar gobernando en el municipio, éste les pertenece, y el PP aprovechó que se había inaugurado el local social del barrio de Malbúger para prometer que, si llegan a alcanzar el poder en la ciudad considerada capital de la Isla, dotarán a la zona de una guardería para las trabajadoras del Consell y del Hospital Mateu Orfila.
Las dos opciones tienen su parte agradable. ¿A qué mujer no le agrada que le inviten un día a una comida?. Así se liberan al menos ese día de estar en la cocina, y como siempre digo la comida si te la dan hecha siempre sabe mejor. Lo de la guardería está bien; siempre es bien recibida una guardería y más si ésta llega a ser económicamente asequible al bolsillo de la madre que trabaja. Pero ¿y las demás barriadas de Mahón no tienen las mismas necesidades ?.
Pasó el día y se olvidarán de la mujer hasta el año próximo, cuando volverán a celebrar el Día Mundial. Habrán pasado las elecciones, y por desgracia reivindicaremos el papel de la mujer trabajadora recordando la efemérides y hasta el año venidero.
Porque los derechos de la mujer deben reivindicarse cada día de los 365 que forman el año. Hay que reivindicar no sólo el derecho de la mujer a escoger y participar del trabajo, sino el aporte intrínsecamente femenino al mundo laboral, profesional y del hogar como una fórmula de aportación a la sociedad, enriquecedora, necesaria y justa. Un derecho para la mujer que se ha pasado parte de su vida estudiando, trabajando fuera de casa o en la suya propia, si es que así lo decidió, poniéndole ganas para ser mejor persona, y pueda serlo al trabajar en ámbitos personales y profesionales en busca de ser una persona integral, cumpliendo con las cualidades de disciplina, tenacidad, pasión y además ser madre que requieren y han requerido para ella una ardua labor y un mucho de autocontrol.
El día de la mujer trabajadora es una conmemoración y no una celebración. Un día en que las mujeres exigen ser tratadas con el respecto que se merece cualquier ser humano.
Y quizás sea un buen día para recordar las recomendaciones del Consejo de Europa en materia de igualdad y género en la educación, porque es en la educación donde se conseguirá y garantizará la igualdad de derechos y oportunidades de los chicos y chicas en la escuela y se promoverá la igualdad de hecho, sin dejar de vista que la reivindicación de un grupo no debe ir en detrimento del otro.
El trabajo debe ser continuo; las transformaciones sociales son lentas y el reto de las estructuras familiares en la actualidad, en pleno siglo XXI, es compartir las responsabilidades entre hombres y mujeres. Ya pasó a la historia lo de que las laborales del hogar y familiares son patrimonio de la mujer.
Una política debe garantizar los servicios para resolver problemas de la mujer. Por ejemplo, el tema de la vivienda es un asunto vinculado a lo femenino, porque se trata de la familia. También se debe respetar la diversidad y las diferencias.
Y en esas reivindicaciones hay que tener también en cuenta a la mujer rural. Aquella que vive en el campo y que no tiene los mismos servicios y oportunidades que las que viven en las ciudades.
Ante la crisis que vive actualmente España, y que Menorca es una de las zonas en que no surgen los "brotes verdes " augurados por el actual gobierno, la Isla se ve abocada a vaciarse . Algunas de las causas que empujan a las mujeres jóvenes a marcharse de la Isla son la falta de actividad económica y las pocas posibilidades de relaciones sociales, principalmente en invierno. Pues, no son demasiadas las opciones de las que dispone una mujer que decide establecerse en Menorca. Un buen número de ellas hacen su trabajo en el entorno del hogar, cuidando a los niños, a las personas mayores y a los familiares dependientes. Por suerte, existe una tercera vía, que es la de poner en marcha un pequeño proyecto que le proporcione independencia económica, pero es difícil por el poco apoyo que prestan las entidades financieras.
No es posible mantener un entorno sano sin la presencia activa de la mujer. La única manera de que ellas quieran quedarse y formar una familia es disponer de servicios suficientes para disfrutar de una vida cómoda y saludable y que puedan disponer de un trabajo que les proporcione independencia económica. Este es a mi modo de ver y de pensar, algo muy importante en lo que deben emplearse los partidos políticos que aspiren a gobernarnos en Menorca.