La Fundación Amigos de la Isla del Hospital celebra este fin de semana el 300 aniversario de este edificio en un enclave que encierra apasionantes capítulos de la historia naval menorquina. La idea pretende recuperar la memoria, reivindicar el patrimonio público y cultural que representa y, sobre todo, extender en la opinión pública el valor de la rehabilitación de este espacio como proyecto colectivo.
Con ese objetivo nació hace siete años la voluntariosa iniciativa de un grupo entusiasta liderado por Luis Alejandre, que logró aglutinar después el apoyo de instituciones y de entidades privadas y profesionales. El proyecto, planteado no "como una carga sino como una forma deportiva de realizar ejercicio al aire libre, de trabajo en equipo y compañerismo", no se ha detenido desde entonces. Los avances son perceptibles, el grupo no ha desfallecido, la suma de apoyos ha progresado y la difusión de la tarea ha alcanzado un impacto indiscutible, aunque la realidad muestra también que el reto emprendido resulta más arduo de lo inicialmente previsto. La efemérides tricentenaria habría de servir para proyectar un impulso definitivo a esta apuesta de orgullo por la historia y la singularidad del lugar.