Mi querida Mercedes: Qué espantosas tempestades del alma provoca la partida de un ser querido. En este caso, tu amado padre, José Luis Milá Sagnier, conde de Montseny. al cel sia. Persona muy querida por cuantos le trataron, enamorando su sencillez, su humanidad y espiritualidad, siempre junto a su chica, la que sería compañera con la que creo un gran imperio, el mayor del mundo, una familia con la que compartir el día a día. Valorando la naturaleza y las maravillas de la creación, antes que lo material. Un pare de dalt de tot.
En su momento, ya te di mi más sentido pésame, pero soy del parecer que una familia como la vuestra, defensora a ultranza de nuestra isla y, de manera muy especial, nuestro puerto de Mahón, os merecéis unas humildes líneas en el "Menorca", del que eres lectora. Hasta el momento, nadie como tú, Mercedes, ha defendido a la vez que enaltecido tanto y con este ímpetu característico en ti, na Milá, a mi Menorca, tu Menorca. De manera muy especial, esta maravilla que Dios nos dotó el puerto Mahón, refugio de mercaderes, escuadras, hasta llegar a nuestros días en que otros modelos de navegación, hacen lo propio. El poder residir a s'altra banda, desde donde se vive la belleza que representa las regatas estivales, entre otras muchas cosas observar los veleros, los antiguos barcos de vela que embellecen y enaltecen nuestra ribera a su paso.
Aún recuerdo este verano pasado, desde el remanso de paz que ofrece tu patio balconada al mar, observando aquel monstruoso barco de un jeque cómo maniobraba a su llegada. Con tu familia y estos amigos tan queridos.
Como muy bien sueles decir, tu padre era más partidario de la montaña, pero vosotros los hijos, junto a tu madre, gozabais de suficiente poder para llevarlo hasta el peculiar rincón de La Solana, desde donde vivía con interés el ir y venir de embarcaciones, sentado cómodamente en su silla bajita, poniendo los pies sobre el pollete de madera, que ni fet a posta. Al contemplarlo, nadie se hubiera imaginado que aquel abuelo, con su sombrero de tela ribeteado de alegres colores, era un conde. ¡Qué va! cualquiera hubiera dicho se trataba de uno de los muchos mariscadores que siempre habitó aquel lugar. Açò era lo guapo de l'avi Milá.
Mi querida amiga, cuántas veces me has comentado las casualidades que nos unen, entre ellas las aficiones de nuestros respectivos padres. Los motores. Y hoy he de ponerte al corriente de que Gori también voló. Fue su época juvenil, cuando los sueños vuelan tan alto como las cometas que hacíamos volar quan érem petits, tirando y aflojando el largo hilo de la ilusión infantil, mientras el pájaro de papel en forma de rombo de mil colores con su larga cola de colorines, que se había ido elaborando, cortando el suave papel de seda sentada en el fresco, en la puerta de mi casa, tijera en mano, mientras mamá Teresa repetía una y otra vez… vés al tanto no te tallis.
Tu padre y el mío volaron. El tuyo haciendo las veces de piloto, el mío no pasó de alumno de aquella escuela Aeronáutica Naval emplazada en el "Dédalo", atracado en el puerto barcelonés. En el mismo recibió lo que habría podido ser uno de los mayores sustos de su vida, pero él lo tomó como prueba del aire, cuando volaban sobre Can Tunis, el motor falló, salvándose, gracias al escapulario que su madre le había colgado en el cuello. Por lo menos tal cual siempre se contó.
El de las motoras de la Mola me hablaba de la antigua escuela catalana, me refiero a la de aviación, a la vez que constructora de aviones, que si mal no recuerdo se llamaba Pujol, Comabella y Cia. Más tarde se conocería el Real Aero Club de Cataluña. Explicándome de la masia La Volatería que se convirtió en el Prat.
Por el contrario tu padre pilotaba un enorme pájaro de hierro mientras cantaba a la vida, haciéndolo sentir feliz, muy feliz, años más tardé tal cual lo confesó a Víctor M. Amela de "La Vanguardia".
¡Ah! Y no debo olvidar a Canudas, el primer piloto titulado de España. Pero todo esto acabo, con los sueños de juventud de nuestros padres y especialmente de la catalana, que vieron sus ilusiones frustradas con el inicio de la Guerra Civil, los aeródromos como los llamaban quedaron en manos de la Conselleria de Defensa, pasando a ser llamado Ministerio.
I venga-li. Más coincidencias, de nuestros padres. Motos, coches, deporte. Tu padre desde lo alto de la montaña, con sus esquís, los de antes, que nada tenían que ver con los actuales, observando la travesía que se preparaba realizar. El mío, mi querida Mercedes, en el llamado gallinero de nuestro Teatro Principal, donde acudían los vecinos más pobres. Dispuesto a recorrer de este a oeste, de un lado a otro, que ja és dir, sin poner los pies a tierra para nada. Aquí decimos a força de braó, como los prestigiosos atletas, los gimnastas. Siempre escuché que tan solo dos hombres habían logrado tal proeza. José Mir, el hombre de las manos de oro, no en vano era un auténtico artesano de la joyería, y mi padre. Por cierto, si en alguna ocasión acudes a la ermita de nuestra señora de Gracia, subes al camerino para ver a nuestra patrona y admirar una preciosa rosa de oro, que lleva en su mano, la hizo este señor de que te hablo, y la corona también.
Entre los papeles que heredé de mi padre, se encuentran datos de una entrevista de la prensa catalana, de los tiempos en que tu padre fue campeón de España de motos en 1948, donde se encuentran varias fotografías y otra de la primera carrera internacional (Assen, Holanda, 1949) en que se ven Guillermo Cavestany, los hermanos Leopoldo y Alfonso Milá es teus concos y José María Llobet, que fue campeón. Este último también enamorado de nuestro puerto. Gracias a Llobet ,conocido como "Turuta" y los Milá, las casas Montesa y Bultaco alcanzaron la fama mundial, en el mundo motorístico. De hecho, ellos fueron los auténticos constructores.
Mercedes, se me había escapado comentarte que en mi casa el nombre d'en Milá lo había escuchado un futimé de vegades. De pequeña, todas las mañanas y los atardeceres, se escuchaba el himno nacional que se efectuaba en el momento de subida y arriada de bandera en la Estación Naval. Debido a la cercanía, se oía a la perfección, con la particularidad de que los transeúntes se paraban hasta finalizar aquel acto. De encontrarse militares, jefes i soldats o mariners, realizaban el saludo militar. En aquellos momentos en que el corneta de turno le daba al cornetín, si alguien decía ¡Arriba España!, Gori solía decir: Sí, sí… en Milá va dir. Es que ho te que dir és es fum des fumerals de ses fàbriques.
Tuvo que pasar un tiempo para conocer que fue tu abuelo, primer conde de Segnier, que acudió a una comida en la Diputación barcelonesa recién acabada la guerra. El decir en voz alta ante tanta gente alabando el momento en que se encontraban, su parecer enalteciendo la industria barcelonesa y el mundo laboral, le supuso más de un disgusto. El conde de Segnier, junto a su familia siempre fueron monárquicos, demócratas y liberales, algo que inculcó a sus hijos y estos a los suyos. Han fet una cadena.
Mercedes, me encantaría continuar con unos renglones más, pero me es totalmente imposible. Ya sabes, lo de… hecha la ley, hecha la trampa y las mujeres des talaiot de Trepucó preparamos ets armetjos para mañana bien temprano, con el amanecer, cuando la dama del alba nos saluda, con sus buenos deseos de paz y amor, vendrán l'avi Xec y sus hijos para matar sa truja. Serán las terceras matanzas de este año. Las dos primeras las compartimos con los señores de la finca, según se ha hecho toda la vida, pero a nosotras también nos irá muy bien el poder disponer de la cerda, no sé su peso, ya te diré las arrobas que dará a la romana. De lo que sí sé, gracias a ella, este verano, juntas podremos preparar colque bereneta, sin olvidar las cenas al fresco de la noche en Bini Repòs, amparándonos del relente bajo los viejos ullastres. O en este remanso de paz de La Solana, oliendo a malvas y a mar.
En estos momentos, me acabo de enterar del fallecimiento del tío de nuestro amigo José Maria de Olivar Ordis. Fue otro de estos hombres ejemplares a la vez que entrañable, persona encantadora, al igual que tu padre, a su lado se respiraba la humildad por doquier. Le conocí desde que tengo uso de razón, hoy el de la motora de la Mola lo lloraria.
Buenas noches, Mercedes, un beso para tu madre y hermanos, especialmente a Clementina. Hoy, al atardecer, cuando el sol se esconda lentamente, allá a lo lejos, por la Colársega, rezaré por todos ellos, especialmente mis humildes oraciones las dedicaré, para el que tanto representó en vuestro hogar, l'avi Milá, el de las buenas vibraciones.
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