No entiendo cómo al Gobierno no se le ha ocurrido todavía privatizar las elecciones. No obstante, puede que sí se le haya ocurrido, pero que no se atreva a dar el paso. Si es por eso, ¡ánimo! No sería más escandaloso, desde luego, que el espíritu de su Reforma Laboral, merced al cual se le dan al patrono todas las facilidades para ganar bien y despedir mejor sin pedirle nada a cambio. En realidad, esto de los sondeos y las encuestas pre-electorales ya han sustituido de hecho, y desde la iniciativa privada, desde la privacidad de las cocinas donde se guisan los resultados, a las elecciones mismas. El sistema parece preguntarse: ¿Dónde va Vicente? Y responderse: A donde va la gente. Y la gente, que está hecha polvo, y que lo está, además, por el miedo, por el hartazgo y por el gregarismo, tiende a materializar con su voto la intención que los sondeos le atribuyen. Los que los fabrican presumen que, igual que la Naturaleza imita al Arte, las elecciones deben imitar a las encuestas. ¿Que el Partido Popular tiene que ganar en Andalucía porque, como les gusta decir a sus líderes, "toca"? Pues gana. ¿Que tiene que ganar por mayoría absoluta para poder hacer "el cambio" hasta la cruceta, hasta donde pone Toledo? Pues gana por mayoría absoluta, que para eso se han manufacturado, con arreglo a la más pura ortodoxia democrática, los sondeos.
Si las encuestas y las demoscopias ya han dicho que gana el PP, ¿qué necesidad hay de gastarse ese dineral en papeletas, urnas, dietas, ordenadores y horas extra de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado? Ninguna. Que estamos en crisis, oiga, que hay que arrimar el hombro, amigo mío, que hay cinco millones y pico de parados, alma de cántaro. Se hace el sondeo que "toca", sale el partido que "toca", y asunto concluido. Nos ahorramos un pastón, y si funciona, para las próximas generales, o las municipales y autonómicas, recortamos también, por innecesaria y obsoleta, la campaña electoral. Se pregunta a "los mercados", o a la Merkel, o a China, o al que mande sobre los cuerpos y las almas de los españoles en ese momento, y que nos digan quién debe ganar, y conforme a eso hacemos el sondeo. Que raro que no se les haya ocurrido aún semejante cosa.