El pasado sábado escribía sobre el tema de la limpieza de la ciudad, algo que preocupaba sobremanera a la alcaldía incorporada a primero de año. Según documentación consultada, desde hacía años lo que había sido una de las alfarerías más importantes de Mahón, se encontraba en el puerto, donde conocemos como la Colàrsega. Allí en la ladera norte el Ayuntamiento la utilizó para ubicar el depósito de materiales de limpieza.
Mientras se autorizaba situar el depósito de estiércol, en un cercado llamado ses Oliveres. El ganado y carros de servicio de limpieza, quedaba ubicado en la noria d'en Netto (Camino de la Unión).
La ciudad, vivía momentos difíciles, se estaba presagiando el final del Banco de Mahón. Mientras las familias más pobres arrimaban el hombro intentando aportar algo en beneficio de la viuda del fogonero Antonio Sánchez Moya, fusilado días pasados encontrándose a bordo del Numancia. Grave tragedia para cualquier familia.
Desde que el mundo es mundo, siempre hubo rics i pobres. Se estilaban las reuniones campestres, me refiero a comilonas a las que tan solo podían acudir los hombres, las mujeres en casa, cuidando de los hijos , la mayoría tenían un mal que fer d'al-lots. Los propietarios, como llamaban a los señores de fincas, de casas, prestamistas, industriales, solían encontrarse con cualquier excusa para reunirse a manteles. Alquilaban un carruaje saliendo de Mahón, rumbo a Villa-Carlos y Sant Lluís, haciendo la primera parada en La Mahonesa. Rafael Mancas, apodado en Becó, era el propietario del mismo. En lo alto de la puerta podía leerse el cartel de madera ribeteado, auténtica filigrana hecha por alguno de aquellos artesanos. Bajo el nombre de la casa decía: Comidas, bebidas y refrescos. Lo que daba crédito al lugar, su cocinero, José Vidal que con anterioridad, había trabajado en fogones muy acreditados de casas fondas y de comidas (de primera categoría) en Mahón. Finalizada la comida, continuaba la popular vuelta des Milord.
Aseguraría que fue uno de los lugares visitados por aquel alcalde, para complacer al recibir jerarquías provenientes de ministerios o de Palma de Mallorca. Apuntar, que por el cargo de alcalde, concejal, etc, no se percibía jornal alguno, con la particularidad que aportaba infinidad de gastos, hoy conocidos como de representación, debiendo tener su hogar disponible para recibir las visitas de cualquier personalidad.
Por supuesto, que problemas y temas para resolver sobre la mesa del despacho del ayuntamiento, ni devia haver a cascarrells, muchos casos por solucionar y otros a punto de recibir entrada como fue el finalizar las populares casas del Ateneo de la carretera de Sant Lluís, que llevó a cabo el señor Bals, fundador del Ateneo Obrero. Haciéndose efectiva 30,25 pesetas que adeuda la sección de estas casas, abonando el importe de los terrenos que con las construcciones indicadas cedió a la vía pública.
Según documentos consultados en archivos, he podido saber que en 1905 Francisco Bals Pons hacía las veces de profesor de francés en la Extensión Universitaria.
Tal como imaginamos al alcalde, como liberal y republicano, intentaba ser cercano al pueblo, siempre abierto a los más necesitados, no en vano, aquel caballero de porte elegante, ilustrado, de modales de senyor, hacía poco había vivido junto a su esposa uno de los momentos más difíciles, como fue la pérdida de una hijita de seis años, Margarita Bals Orfila (2-1-1905). Casualmente aquel mismo día el doctor Llansó perdía a su esposa doña Teresa Seguí.
Mala racha llevaba la familia Bals Orfila. María, la esposa del alcalde de "sa llenya" lloró la muerte de su hermano Francisco de 18 años, Bernardo de 23 y Juan de 34. Este último fue uno más de los muchos socios con que contó la sociedad la Benéfica de Obras La Humanidad. Persona altruista, siempre intentando ayudar al mundo obrero, a las viudas, visitando a los enfermos, aportando junto al resto de socios, los gastos ocasionados por cualquier enfermedad, medicamentos, entierros.
Alguien dijo que las penas no matan, y algo de cierto debe haber en ello, ya que María Orfila Orfila, falleció en Mahón en su huerto, considerada una bella casa jardín al uso por aquel entonces, el 18 de septiembre de 1942.
Continuando con los problemas del ayuntamiento, recalcar, que aquel alcalde intentó resolver en la forma propuesta por la comisión de Hacienda, las reclamaciones presentadas a los padrones de arbitrios, sobre carruajes y sobre las calderas de vapor, que se iban incrementando en la industria de la ciudad.
Al mismo tiempo otra entrada se estaba apuntando, debido a la proliferación de bicicletas que circulaban por la ciudad a velocidades insospechadas, siendo un peligro para los viandantes. La prensa anunciaba: Por 34 duros se pueden adquirir bicicletas nuevas, de acero, piñón libre, doble freno. Construcción inglesa. Garantizadas todas sus piezas. Pruebas y detalles, J. Sirerol, calle de Prieto y Caules, 35 de Mahón.
Para el alcalde, señor Bals, otra de las prioridades debió ser el de la salubridad, tal era su obsesión, que tras mandar una nueva ordenanza, el guardia señor Moll, denunció a la vez que se multó con un duro (cinco pesetas ) a un vecino de la calle Cifuentes por haber realquilado una casa sin antes desinfectarla. La cosa anava molt remirada.
Precisamente Francisco Bals Pons, fue el responsable que debió afrontar el dirigirse a la corona inglesa, ofreciéndoles su más sentido pésame junto a la corporación y el pueblo de Mahón ante la luctuosa desgracia del hundimiento del Titanic.
Mucho, muchísimo se escribió, sobre el mismo, el caso fue muy grave. Veinte embarcaciones de salvamento frente a tantas miles de personas, sin contar las que iban en tercera y cuarta clase, así se llamó a los más humildes que los habían alojado en las bodegas en unas condiciones infrahumanas, careciendo de los más básico, ropa de abrigo, agua y alimentación, mientras contemplaban, como se echaba desde la borda al mar el sobrante de las cocinas.
También se firmó, la aprobación de la primera carnicería llamada La Modelo, de los señores Bartolomé Sintes y Cia. Situada al lado de la entrada de la plaza de las verduras. Ofreciendo a su público los siguientes precios:
Carne sin hueso a 2'75 pesetas el kilo. Para los que continuaban rigiéndose en libras se les daban las noticias tal cual a 1'10 la libra).
Carne con hueso a 1'75 y a 1'50 el kilo, o sea a 0'70 y a 0'60 céntimos la libra (400 gramos).
Otra de las noticias que corrían de boca en boca, el fallecimiento de la antigua comadrona Antonia Marsella Castell, vecina del Cós de Gràcia 68. Mujer muy apreciada por haber ayudado infinidad de mujeres a traer sus hijos al mundo. Experta en el tema, habiendo llegado a los noventa y dos años, un record en aquel momento en que cumplir setenta años representaba "ser molt vell".
Muy bien acogida fue la noticia por parte de la población al concederse el permiso al constructor Pedro Ballester Pons, para construir una fuente pública en la carretera de San Luis, esquina con la calle de San José. Evitando de esta manera el tener que comprar agua al aguador que con su carro cuba y su borrico pasaba mañana o tardes vendiendo al vecindario. Agua proveniente de alguna noria de las muchas que circundaban la ciudad.
Entre noticias más o menos importantes, copio para todos ustedes, la que daba a conocer lo que llegaría a ser el popular a la vez que famoso Estomacal Beltrán.
Legítimo Anís Estomacal Mahonés. Marca Furnero, de J. Pons Sintes y Cia. Mahón, Rampa de la Abundancia, 26. (Medalla de oro Exposición Internacional de Buenos Aires de 1911)
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