El Consejo Económico y Social (CES) de Menorca se reunió el viernes, después de siete meses sin hacerlo. El balance de la reunión no es positivo. Además de las ausencias de algunos colectivos, las críticas de los sindicatos tampoco auguran que este espacio de debate sirva realmente para algo positivo. El presidente y un grupo de consellers se personaron para explicar las iniciativas que gestionan y que tienen incidencia en la actividad económica, en los ámbitos del transporte aéreo, la planificación territorial, el pago a los proveedores y las acciones turísticas. Santiago Tadeo pidió unidad ante la crisis, un deseo que no encuentra respuesta. Quizás no cabe depositar muchas esperanzas en un organismo que se convoca muy de vez en cuando y en el que se informa pero no se alcanzan acuerdos que tengan consecuencias. Un espacio tan amplio de representación social como el CES debería ser útil sobre todo en tiempos de grandes dificultades, sin embargo no existe una actitud real para que esta plataforma ayude a impulsar un esfuerzo común. En momentos de desaliento, como se ha comprobado esta semana, los gestos positivos tienen consecuencias. Pero ahora mismo, la unidad que reclama el presidente es un deseo genérico que nadie impulsa de verdad.
Editorial
La utilidad del Consejo Económico y Social