Cada mañana abría los ojos y veía el agua del puerto pasar. Unos días hacia el norte, otros hacia el sur.
Cada mañana su vida se circunscribía a esa ventana que la conectaba con el mundo. No tenía nada más, no podía moverse pero podía seguir la vida desde su cama.
Un día sus hijos le dijeron que se la llevaban al hospital. Su marido, que tanto se ocupó de su maltrecho cuerpo, había muerto. Ella se dejó hacer sin saber que nunca más vería pasar el puerto por su ventana.
De eso hace dos años; de eso han pasado los meses hasta que su casa ha cedido a la pena y se ha venido abajo.
Villa Ofelia es una casita emblemática de nuestro puerto. Villa Ofelia es una de las once casitas de S'Altra Banda que se han quedado sin concesión administrativa. Villa Ofelia mantiene la fachada y lo hace como puede pero no ha logrado resistir la ausencia de sus habitantes que eran quienes la cuidaban para hacerla vivir. El agujero en su techo, las paredes con los papeles escogidos con esmero hace decenas de años, las tuberías que conducían el agua que un camión cisterna, llevado seguramente por Manolo o por Miquel, le permitían asearse y cocinar sus sopas y sus alimentos, están en el suelo, están rotas, destruidas sin que eso lo haya remediado nadie. El final de una concesión administrativa que afecta a las once casitas de La Solana, justo al lado de cala Rata y cala Ratolí, ha traído la desolación y la tristeza a este rincón de nuestro puerto.
Nuestra asociación rechaza este abandono; nuestra asociación pide que Nieves, que Josep, que Antonia puedan volver a sus casas; que pueda seguir mirando el mundo desde su cama por esa ventana que ahora es escombro.
No sería difícil reconstruirla. Lo difícil es hacer entender a las autoridades que esos desahucios no han servido a nadie y que las casetas son patrimonio de esta ciudad y hay que mantenerlas con vida, con su gente dentro. Esa gente que durante decenas de años las salvaron de la ruina, las encalaron cada verano, las llenaron de flores y de vida.
Port Sostenible ve con preocupación como los edificios que son de todos, los que pertenecen a la administración mueren lentamente: El Lazareto, cerrado este año. La Mola y todas las casetas repartidas por sus acantilados, Venecia, isla Pinto, els "vivers de llagosta" del Fonduco, y tantos otros que podrían ser reutilizados y darían vida, puestos de trabajo y dinero a este puerto de Maó, único y excepcional.
Luis Alejandre y su inmenso grupo de voluntarios demuestran cada domingo cómo se puede hacer realidad luchar contra una impotencia. Cada hierba que arrancamos, cada silla que limpiamos y colocamos, cada piedra que volvemos a poner en su sitio, hacen que la Illa del Rei ya esté salvada. Salvada aunque pendiendo de un hilo, hilo incomprensible para los ciudadanos que pagamos nuestros impuestos y querríamos que fuera posible hacer que la razón triunfara sobre la estulticia.
Hay una buena noticia este año: la Isla Plana está limpia; desbrozada por los Amics de la Mar, atrae la mirada de los que llegamos al puerto por sus paredes blancas e impolutas que la Autoridad Portuaria ha decidido pintar. Ahora falta darle vida, darle contenido, llenarla de gente joven deseosa de aprender a manejar un optimist o disfrutar con un kayak. ¡Enhorabuena y gracias!
¿Tan difícil sería que todos los rincones del puerto volvieran a la vida y los mariscadores se sintieran seguros, los vecinos que pagan religiosamente sus tasas y mantienen sus casas, las gentes con ideas pudieran llenar todos estos espacios que hoy llenan los fantasmas? En Port Sostenible creemos que no, que sería posible que en el Fonduco el vivero de "llagostes" volviera a la vida, que Richard Branson fuera de nuevo vecino nuestro con sus conocimientos sobre turismo y su sabiduría demostrada por el mundo entero. Que aquella bandera inglesa que ondeaba en "su Venecia" volviera a indicar que "hi son", que están en el puerto.
Que un gran balneario renovara y diera vida y trabajo a nuestro Lazareto.
Que la empresa S'Algar no sufriera impedimentos sino que recibiera parabienes por sus magníficas ideas para mantener viva La Mola.
Que la isla Pinto acogiera el mejor Museo Marítimo del Mediterráneo junto a una sala de conferencias que pudiera albergar los mejores congresos.
Port Sostenible solo busca hacer sostenible este puerto nuestro que tiene en sus entrañas