Queridos Reyes Magos, quizás penséis que me precipito al escribiros esta carta en fecha tan prematura, pero es que cada año se adelanta en nuestras calles la instalación de adornos y el montaje de puestos típicos de navidad, y esta circunstancia altera mi reloj biológico de modo tal que me sumerge en una anticipada sopa hormonal de empalagosas consecuencias. Antes de pediros mis regalos quisiera expresaros mi sincera solidaridad con vuestra causa.
Desafortunadamente la competencia del gordito de barbas blancas y chándal rojo con gorrito borlado es cada vez más desleal y observamos que gracias a sus argucias va ganando share en detrimento de Vuestras Majestades. Imagino además que no os ayudará en esta tesitura la inesperada pérdida de rumiantes en el belén.
En fin, estamos en tiempos de sacrificios y Su Santidad ha ejercido sin mala fe su potestad de recortar plantilla en el pesebre. Parece sin embargo que vuestros puestos no se verán afectados por esta remodelación, de manera que en este sentido considero que no ha de cundir por ahora el pánico.
Mis peticiones no serán este año numerosas ni onerosas ya que pretendo adecuarme al rigor de los tiempos que corren. Me limitaré a ambicionar dos metas y espero de Vuestras Majestades el apoyo necesario para su consecución.
En primer lugar os rogaría que os intereséis por el ya mundialmente conocido ascensor del Moll de Llevant. Como sabréis, dicha estructura ha sido levantada prioritariamente durante los dos meses de máxima actividad turística del puerto de Mahón, aportando con ello vidilla, polvo, ruidos y demás adornos pintorescos que conlleva siempre una actuación hormigonada de calibre medio tirando a grueso, epatando tanto a nuestros escamados vecinos como a los sorprendidos visitantes.
No os pediré que recompenséis a comerciantes y hosteleros por las molestias y las pérdidas económicas que nos ha supuesto la elección de las fechas estivales para el despliegue de la maquinaria pesada, comprendemos que no está el horno para bollos. Estamos además acostumbrados a que el estío concentre toda actividad constructora pública o privada productora de caos.
La razón la ignoramos, pero cabezas más sesudas que las nuestras insisten en establecer julio y agosto como las fechas idóneas para acometer a toda velocidad, normalmente aliñada con precipitación y extravagantes errores de bulto todo proyecto en el sector del ladrillo.
Sabréis también que apenas acabado el verano, y como no podía ser de otra manera, las obras del ascensor quedaron paralizadas, quizás a la espera de que la nueva temporada turística proporcione el entorno óptimo para finalizarlas.
Mi petición consiste, queridos Reyes Magos, en que insufléis en quienes gobiernen el asuntillo del ascensor la idea de que quizás las cosas puedan cambiar, de que a lo mejor no pasa nada si se utilizan los meses invernales para rematar la faena de manera que,
1)Por una vez no haya grúas ni escombros en temporada alta, y 2) Que si siguen adelante con el plan de peatonalización, como espero, contemos para Sant Joan con una infraestructura planeada, esperada y deseada durante lustros y necesaria para que el ambicioso y necesario plan dé sus frutos de manera incontestable. Mi petición consiste en que si la salida del ascensor diera por ventura a una ruina que hubiera de ser derribada, y que si esta circunstancia se hubiera conocido desde antes de iniciar las obras no suceda, queridos Reyes Magos, que ahora las distintas instancias administrativas que sin duda habrían de intervenir en la solución cometieran la acostumbrada e irritante torpeza de eternizarse en la toma de decisiones.
Expresaré mi segunda petición en términos de súplica: Por favor, Majestades, obrad lo necesario para que al menos uno de entre los canallas que han hurtado a manos llenas de nuestra caja ingrese en prisión y devuelva la pasta. Es un capricho, lo reconozco. Sé que o bien las leyes que han construido nuestros bien pagados diputados son una chapuza de mil demonios o bien los jueces nos torean.
Sea cual sea la solución al enigma creo que no es mucho pedir que esta navidad en vez de indultar a un reo, se enchirone a alguno de los muchos implicados en las numerosas tramas de corrupción, algunos de ellos ya condenados en varios sumarios pero que siguen afrentándonos desde la impunidad más descarada. Sería un detallazo.