Deambular por las siempre sorprendentes callejuelas del barrio Latino de París es para algunos un deber imprescindible cuando visitas aquella ciudad. Son calles llenas de historia y plenas de compromiso con tu inmediato pasado. Cruzar los Boulevares de Saint Michel y Saint Germain, admirar La Sorbonne, entrar en sus conocidos locales emblemáticos, etc. recuerda las vivencias y las influencias que legó la bohemia e intelectualidad francesa de mediados (incluso finales) del siglo pasado. Es el territorio de Sartre, de Camus, de Simone de Beauvoir, de Picasso, etc.
Paseando por aquellas "rues" hace unos meses descubrí un "mostrador" de una librería cercana a la Facultad de Medicina donde se exponía un libro que se resaltaba con especial importancia. Me acerqué y vi que estaba prologado por François Mitterrand y por Vaclav Havel. Pegado al cristal un letrero resaltaba una frase del mismo: "No es el poder lo que corrompe, sino el miedo". El título del libro, traducido, era "Liberarse del miedo". Su autora era la disidente birmana Aung San Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz en 1991 que no pudo recibir hasta que salió de prisión en 2012. Ella sufrió el miedo a la libertad democrática de la dictadura de su país que la mantuvo encerrada tantos años.
En los sesenta leímos un librito de Eric Fromm ("Miedo a la libertad") en el que se analizaba el cambio del comportamiento del hombre-ciudadano al pasar de la sociedad tradicional a la moderna. El alemán se refería principalmente a la situación del hombre en la nueva sociedad industrial, pero también podemos referirnos al miedo que provoca a algunos enfrentarse a los retos de vivir en libertad en una sociedad democrática. Hay gentes que hoy, y aquí en Menorca, también tienen miedo a vivir en esa libertad democrática. Unos ejemplos.
Cuando recogimos las firmas de ICM en defensa de los topónimos históricos de nuestra ciudad (Mahó – Mahón) un número significativo de funcionarios y personal laboral, que estaban de acuerdo con nosotros, renunciaron a estampar su nombre en los impresos simplemente por miedo. Y lo confesaron. Yo lo viví. Un caso paradigmático fueron los guardias municipales. Solo firmaron muchos de los de mayor edad que estaban a punto de jubilarse. Muchos de los más jóvenes, aunque también de acuerdo con nuestra reivindicación, temieron por su trabajo y no lo hicieron. En Mahón también hay numerosos grupos de padres que, con algunas excepciones, no se atreven a reclamar públicamente la enseñanza en castellano por puro miedo. A mi me paran por la calle para que escriba sobre temas que esos que me paran no se atreven a denunciar. Son ejemplos del miedo democrático de muchos.
Es el miedo a la libertad lo que hace que los chats de algunos medios de comunicación de la isla sean un indecente hervidero de falsedades e insultos sin fin. Todos amparados bajo el cobarde disfraz de la impunidad del seudónimo. ¿Por qué tanta cobardía? Esta pasada semana yo mismo he sufrido los ataques de esos mandriles de coco hueco cuyo hábitat natural es la estepa cultural. Son los clásicos gallinas que solo se atreven a insultar parapetados detrás de una cobarde e impúdica "sombra de Grey" lasciva por obscena y miedosa. Efectivamente, es el miedo lo que corrompe.