Formo parte del ocho por ciento de los menorquines encuestados en "Menorca.info" que opina que el Ayuntamiento de Es Mercadal debería hacerle un regalo a la hija de Artur Mas, que el 29 de junio se casará en Fornells. Más que regalo debería ser un detalle. Nada de dinero, por supuesto. Ni productos típicos. Algo propio, que estreche el vínculo de los Mas con Fornells que se remonta a varias décadas atrás. En mi opinión, debería ser normal agradecer al presidente de la Generalitat de Catalunya y a su hija que elijan Fornells para la boda. Me parece, un acto de educación. Incluso, siendo asquerosamente materialista, una decisión interesada como acción promocional de Menorca en un mercado tan interesante como el catalán.
Intento comprender los motivos para oponerse a un regalito barato, pero con personalidad. Está la crisis y no se va a ir, aunque se lleve cada día una gota de nuestra alegría y amabilidad. Otro motivo es que el padre de la novia no es Spencer Tracy, sino Artur Mas, un político, y a esta clase social, condenada y sin derecho a agua, no vamos a darle más que patadas. ¿Se imaginan qué escándalo?, la hija del presidente de la Generalitat recibiendo un regalo de un alcalde socialista, pagado con dinero público. Un caso para la Fiscalía Anticorrupción.
Un tercer motivo podría ser que es catalán. Hoy el odio al catalán es algo que se extiende porque se fomenta. Algunos han visto que anima más la tendencia de voto la crítica a los catalanes que la denuncia de la corrupción. Su lucha por la independencia ha incrementado varios puntos la antipatía en el resto de España, pero la animadversión viene de lejos. Quizás por eso, para demostrar que una cosa es la política y otra la amabilidad, le haría un detalle a la familia Mas.