Al político actual se le ha encallecido el alma, se ha recubierto de un duro caparazón qué le aísla del miedo a la opinión de la gente. El político actual gobierna desde el autoritarismo y la impunidad más absoluta, cuando no, con ribetes de despotismo. Lo único que le vale es su propio criterio sin pararse a escuchar ningún consejo, sin importarle que por culpa de la política que impone, las calles estén transitadas por manifestantes en vez de por transeúntes. Ni siquiera el rumor de descontento entre sus propias filas les detiene, aunque sólo fuera para hablar, intercambiar pareceres o simplemente para enterarse de primera mano qué es lo que incomoda a los inconformes, que a la postre, si se pudiera decir así, diríamos que son sangre de su sangre, ideas de sus ideas, y que se les supone copartícipes por eso mismo de una idea y un hacer común.
Parece que al político actual le importe una breva cómo lo está pasando la ciudadanía.
Ellos están convencidos de estar uncidos con los argumentos de la razón; se creen sabedores de las soluciones, y no se dan cuenta que no es la solución común si no su solución la qué imponen. Son un punto y aparte de lo demás, y encima, se autoconvencen de tener el alma en paz. Por eso dicen sin pudor, sin cortarse un pelo de los grandes esfuerzos que está haciendo el gobierno, en vez de decir las cosas por derecho, señalando los grandes esfuerzos que está haciendo la ciudadanía, forzada a seguir las directrices del gobierno, estén éstas acertadas o no.
¿Los esfuerzos que hace el gobierno? ¡No me diga! Pero ustedes se han parado a pensar un instante, sólo les pido un instante, el esfuerzo que hace un pobre abuelo que de su mísera pensión de subsistencia, tiene que hacer el milagro de los panes y los peces para dar de comer a sus hijos y a sus nietos sin trabajo y sin ninguna ayuda, incluso a los que tienen trabajo, que están sometidos, gracias a los "esfuerzos de este gobierno" a unos impuestos que, hoy por hoy, son de los más elevados de Europa. Impuestos que a veces son directos a la par que indirectos por cualquier cosa, con un trabajo tan precario que sólo está sujeto prácticamente a la voluntad del contratante, con un despido reducido cuando no gratis. Y a los trabajadores de la administración que gracias al tremendo "esfuerzo de este gobierno", han visto como se les volatizaban las pagas extraordinarias y reducción de sueldo, aparte ya digo de la tremenda presión fiscal. A no ser, que el "esfuerzo" del gobierno consista en ver los esfuerzos que hacen los demás. Aquí pasa como lo del sargento: "mi capitán, ya he encalado la guarnición militar, todos los edificios" -dijo el tío- y no había cogido una brocha, y no llevaba ni siquiera un lamparón de cal en la impoluta y desudada guerrera.
Aparte de todo esto, me consta que antes, no hace por ello tanto, los políticos de izquierdas o de derechas o los de zona intermedia, solían leer lo que decía la prensa sobre su quehacer o su que deshacer, y me consta que les importaba. Hoy, como ya les han dicho de todo menos bonitos, se han vuelto descarados incluso de sí mismos. Son como los gorriones en la era, que ni siquiera viendo el l'amo que va garrota en ristre, se espantan. Hoy van a lo suyo, incluso sin guión ¡Uy! Perdón, sin programa electoral. Debe ser cosa del cambio climático.