En estos momentos el PP ostenta la mayor parcela de poder de la que haya gozado ningún otro partido en la democracia española. Y, sin embargo, su credibilidad política es muy débil y está en entredicho, y no fue precisamente Rajoy quien aprovechara el debate para fortalecerla.
El señor Rajoy en el debate del asunto Bárcenas no se encogió, más bien todo lo contrario. Quizá lo único positivo ha sido reconocer en sede parlamentaria por parte del presidente que se equivocó con lo de Bárcenas. ¡Aleluya, aleluya, aleluya! El primer presidente de la democracia que reconoce una equivocación. ¡Manda huevos, que diría Trillo! Qué listos han debido de ser los demás, incluido el que nos metió en una guerra equivocada o el que teniendo una crisis encima, fue incapaz de reconocerla.
Rajoy lleva más de media vida capeando tempestades políticas, y ahora, cuando está en el zenit de su ambición política, no se corta un pelo si hay que mentir, porque "siempre es por el bien de la democracia".
Rubalcaba explicó cómo desde la sede de Génova reciclaban dinero negro y lo hizo basándose en unas pruebas policiales, a lo que Rajoy no dijo ni mu. Explicó Rubalcaba que había puesto en práctica un sistema sencillo, yo diría de ingeniería financiera, trufada de choriceo de guante blanco.
Rajoy está como nunca ha estado, expuesto política y judicialmente a ser en cualquier momento víctima de sus propias palabras, entre otras cosas cuando anunció que no tenía ninguna constancia de que el PP se hubiera financiado con dinero ilícito. Y digo esto, porque algún día (llevamos ya cuatro años) se terminará con el inacabable sumario Gürtel. Entonces habrá que iniciar el juicio. Si resulta que, en el transcurso de él o en pruebas testificales se aclara lo de la financiación ilegal, España como alguien dijo, será pequeña para esconderse para la cúpula 'pepera'. Pero Rajoy y los demás que pudieran estar política o personalmente comprometidos con estos asuntos, saben que todo eso no se va a sustanciar antes de 3 o 4 años. Mucho de todo ello habrá prescrito y otro tanto de lo que la oposición y algún sector, incluso otrora afín de la prensa les acusan, resultará que no es delito judicialmente hablando, que si acaso, solo tiene consecuencias políticas. Y después de tantos años "a buenas horas mangas verdes".
¿Qué efecto colateral políticamente hablando representa para el PP el caso Naseiro? Ninguno ¿Y Filesa para el PSOE? Ninguno….
En cualquier caso, ya es inevitable que la ciudadanía en su mayor parte se crea lo de los sobres de dinero negro y lo de la financiación ilícita, incluidos muchos votantes del mismo PP a tenor de las encuestas.
Rajoy, D. Mariano, no quiso, quizá porque no puede poner "blanco sobre negro" y desaprovechó la oportunidad de despejar todas las dudas. Fue a salvarse él y a su partido. Hoy creo que la gente después de escuchar también a la oposición, tiene ahora más dudas que nunca ¡Hombre! eso de decir que aquí está mi "declaración de hacienda", "¡no foti D. Mariano!" Eso no pasa de ser lo que es, para el caso nada rebozado con menos, porque no conozco ni creo que nadie conozca, otros casos con dinero negro declarados que aquéllos que amnistió el Sr. Montoro. ¿Hay alguien tan sumamente idiota que pueda creerse que con un fajo de billetes de 500 euros se va uno a la oficina de Hacienda diciendo: mire usted, que tengo 300.000 euros en cinco sobres. ¡Muy bien! Y ¿de dónde los ha sacado? Ah noooo, es, mire… verá usted… es dinero negro. Eso no se le ocurre ni al más tonto del país. Por eso a los chorizos que se han inflado de defraudar les sale la declaración perfecta, incluso a un tal Luis Bárcenas que le salió a devolver. ¿Qué le parece eso D. Mariano?
Claro que, si es un dinero negro que ha pasado por la centrifugadora y se ha vuelto blanco, entonces se puede declarar sin ningún problema, total por lo que costó ganarlo, bien se puede quedar Hacienda su parte a cambio de bendecir la blancura de lo negro, para luego si hace falta, presumir de honestidad.
Volviendo al debate, Rajoy sorprendió a los que hacen quinielas, a los oráculos en sus torpezas, nombrando 16 veces a Bárcenas y las más de media docena de veces con el reiterado latiguillo de: fin de la cita. Por otro lado creo que Rajoy solo dijo lo que le convenía decir, siendo lo cierto que lo hizo con brillantez como era de esperar ante un orador tan curtido. Pero no creo que ni lo de Bárcenas, ni lo de los sobres en dinero negro, ni la presunta financiación ilegal haya quedado liquidado después del debate del jueves.
Me llamó mucho la atención algún gesto de Cospedal cuando Rubalcaba la nombró como filtradora de documentación de Bárcenas. También no me pasó desapercibido el abatimiento facial de algunos frente a las acusaciones de financiación ilegal. Pero sobre todo, me llamó la atención la cara de Rajoy sin mover un solo músculo cuando incluso le trataron de corrupto. Tengo que atribuirlo a un perfecto dominio de sí mismo a base de años de aprendizaje.