El pasar el año viviendo en dos países tan distintos como España y Estados Unidos es una experiencia muy interesante, pero también tiene su parte negativa. La parte negativa más importante es la doble decepción con la política y los políticos. Después de una primavera en Madrid contemplando el comienzo de un desmantelamiento de la Sanidad pública, de las instituciones de I+D, y de la Educación pública, mi verano en Tennessee lo paso contemplando el intento de desmantelamiento de algunas leyes similares y derechos básicos.
El Congreso cerró por vacaciones hace unas semanas. Ésta ha sido una de las sesiones del Congreso más negativas e inoperantes que he visto desde que resido aquí. En una entrevista días antes del cierre, el presidente del Congreso John Boehner declaró : "No se nos debe juzgar por las leyes que hemos pasado sino por las que hemos impedido que pasen". Esa afirmación define claramente la actitud del Congreso, la obstrucción sistemática de cualquier iniciativa del Gobierno Obama.
Durante esa sesión, el Congreso ha votado 39 veces el rechazar la ley sobre la universalidad del seguro médico que introdujo Obama, lo que aquí se llama Obamacare. Las 39 veces, el Senado ha parado el rechazo. En ninguna de estas votaciones se proponían alternativas, era decir simplemente no. Eso es solo un ejemplo del obstruccionismo sistemático e inútil. Pero aún más, en los últimos días 80 congresistas radicales han pedido a Obama que retire su ley o no van a permitir que pase el presupuesto del año próximo y el gobierno tendrá que cerrar.
Parece que los políticos presentes se han olvidado de que se les envía a Washington a gobernar, no a impedir que se gobierne. No se aprueban los presupuestos anuales y la Administración está bajo constante amenaza de cierre. Eso hace años no ocurría. Precisamente una cosa que me merecía más respecto del sistema político en EEUU era la capacidad de pactar para salir de los conflictos ideológicos, o mejor dicho en muchos casos, de los intereses económicos. Esa voluntad de pactar se ha esfumado desde que el Tea Party controla el partido Republicano.
La ofensiva del Tea Party no se ha limitado al gobierno federal, en cada estado en donde el partido republicano tiene mayoría, se han promocionado las políticas que ellos propugnan. Ya comenté hace unos meses la extensión de leyes que permiten ir con armas de fuego a aparcamientos públicos y lugares de trabajo, a pesar del elevado número de muertes por armas de fuego. Ahora la ofensiva se concentra en restringir al máximo las condiciones en que se puede efectuar un aborto.
Como el Tribunal Supremo apoyó el derecho al aborto, los Estados no lo pueden prohibir, pero si lo pueden restringir y eso ya lo han hecho varios estados, seis en total en donde el partido republicano tiene mayoría. El caso más notorio fue el de Texas. En este caso, la senadora Wendy Davis paralizó el proceso en la primera intentona hablando sin parar durante 13 horas. Mientras duraba su intervención tenía prohibido, sentarse, apoyarse en el podio o ir al lavabo. Su actuación le ha dado fama a nivel nacional. Pero en una segunda intentona, la colaboración entre el gobernador Rick Perry y los senadores republicanos permitió el paso de la ley.
La ley es bastante restrictiva, limita el aborto al periodo en que no se puede detectar el latido de corazón del feto, eso suele ser durante las primeras seis semanas de embarazo pero varía de caso a caso. El poder conseguir la interrupción del embarazo, requerirá un procedimiento bastante invasivo para la mujer. Además la ley lleva consigo el cierre de 37 de las 42 clínicas que proporcionan la interrupción del embarazo y que ahora hay abiertas en Texas.
Como es corriente en esos casos, las personas con mayores limites económicos son las que sufrirán mayormente la restricción. Quienes tengan medios económicos se trasladaran a donde el procedimiento se practique sin problemas.
No hay que decir que quienes patrocinan estas leyes son en grandísima mayoría hombres. Eso me recuerda en mis tiempos en España que quienes impartían los cursos prematrimoniales eran célibes profesionales. Siempre hay quienes saben lo que los demás deben hacer.
Hay muchas cuestiones como la interrupción del embarazo que afectan a la moral del individuo. Naturalmente, cada cual debe obrar según su conciencia. El problema está cuando un grupo quiere imponer su moral a toda la sociedad.