La sentencia del (TEDH) Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre la conocida Doctrina Parot, no por esperada, ha resultado un duro varapalo para todos los que creemos en la justicia y la proporcionalidad de las penas. Es duro ver como Inés del Rio -etarra no arrepentida- es puesta en libertad tras haber asesinado a 23 personas, con solo 26 años entre rejas. Es hora de pensar en los más perjudicados por esta decisión, y estos son, sin duda alguna, las victimas del terrorismo, ellas son los que lo están pasando peor y es el momento de estar a su lado.
Los principales juristas españoles reconocen que la Doctrina Parot se utilizaba como herramienta legal para tapar los agujeros del antiguo código penal de 1973 (predemocrático), ya que en 1995 entro en vigor el nuevo código penal. Parece claro que tener en vigor durante 22 años un código penal demasiado benevolente con según que tipo de terroristas, asesinos, violadores y narcotraficantes, es un grave error y hoy comprobamos que no se tuvo la suficiente visión de futuro sobre ese problema. Corregido en 1995 con un código penal más proporcional y duro con delitos graves.
El problema de fondo ecae en que todos estos terroristas o criminales condenados antes de 1995 se han beneficiado de unas leyes benevolentes, que reducían considerablemente su estancia en prisión. Repito benevolente, por una sencilla razón, que las redenciones aplicadas fuesen sobre un tope de 30 años, provocaba que el periodo de cumplimiento real de las penas (tiempo entre rejas) pudiera ser el mismo para una persona que había cometido un asesinato u otro que había asesinado a veintitrés personas. Lo que resulta sencillamente incomprensible.Ahora es momento de respetar y acatar esta resolución judicial, básico para cualquier sistema democrático, por mucho que no nos guste esta decisión del TEDH.
El paso de la Audiencia Nacional de querer estudiar, caso por caso, la libertad de todos los presos afectados, así como sus beneficios penitenciarios, parece muy acertada. Solo podemos pedir un rigor absoluto en todas estas decisiones, dada la importancia del caso y el dolor a todas las víctimas. Se calcula que los presos afectados son más de un centenar, unos 93 presos de ETA y 37 asesinos, violadores y pederastas. Por lo que la rigurosidad que pide la sociedad en este caso, es más que comprensible.Como he dicho al principio, es hora de pensar en las víctimas del terrorismo, reconocer su labor, su lucha buscando dignidad y justicia, muy diferente a buscar una venganza personal. Por lo tanto, solo podemos pedir rigurosidad a la hora de poner presos en libertad, confiar en el trabajo de la justicia española, así como en la tarea de las fuerzas y cuerpos de seguridad, que siempre han demostrado ejemplaridad defendiendo a todos los españoles.