Estos días se han empezado a debatir los Presupuestos Generales del Estado, que es donde se recogen las previsiones de los ingresos y de los gastos que tendrá el Estado el próximo año.
Hasta el momento hemos oído a varios ministros que han venido hablando a lo largo del año sobre las bonanzas de la austeridad, y que el recorte de gastos superfluos es la única forma de encarrilar la economía del Estado, y hasta cierto punto, uno esta de acuerdo con esta filosofía, que no es otra que la que ha ido aplicando el sector privado, aumentar la productividad disminuyendo los costes (sean laborales, estructurales, financieros, etc...) y lo han hecho, y el resultado es el esperado aumento de competitividad, y con ello credibilidad hacia el exterior, con lo que han aumentado de forma eficiente las exportaciones.
¿Qué sucede con el sector público?
La Ley de Presupuestos es la que organiza y adjudica los recursos que genera, llamémosles ingresos, y los destina a una serie de partidas que son los distintos tipos de gasto que tiene el Estado. Pues bien, los gastos del Estado son los mismos y no los rebaja ni un solo céntimo, tal vez incluso los incrementa. ¿Por qué predican una cosa y hacen la otra?
Si bien en la propaganda oficial nos dicen que han disminuido el gasto público, uno se pregunta: ¿cual es el gasto que han reducido?, ¿serán los de la clase política, o más bien el de sus subordinados?, ¿tal vez serán los estamentos inútiles del Estado o más bien los sectores más sensibles y débiles como las pensiones, gastos sanitarios, educación así como el sueldo de los funcionarios? Si estos gastos los han reducido, ¿cuales son los que han sido incrementados? El Gobierno no se puede escudar en el aumento del coste financiero ya que cada día se encarga de hacernos llegar «la buena nueva» de que «ha logrado colocar la deuda a unos tipos más bajos y que reducen la carga financiera del Estado». Puede que sean los destinados a la Inversión de obra publica, ¿pero no son los presupuestos de la austeridad? Les dejo volar su imaginación para que decidan cuales son los que han subido.
¿Qué sucede con los ingresos?
Que no son otros que los que recauda vía impuestos y tasas. Pues ni corto ni perezoso, los mantiene, teniendo en cuenta que no deflacta los impuestos con la inflación, esto es lo que tendría que hacer para que no subiera la presión fiscal, que se hace corrigiendo los tipos a la baja para compensar la inflación (pérdida del poder adquisitivo de los ciudadanos) ya que si por un lado existe una inflación y no corregimos las tablas de los impuestos en la practica resulta que la presión fiscal sube lo mismo que la inflación. Alguien tendría que explicar al Gobierno que subiendo los impuestos no se recauda más sino que muy a menudo se produce el efecto contrario, se disminuye la recaudación puesto que al haber menos dinero en circulación los ciudadanos gastan menos y al gastar menos se recauda menos IVA y, por ende, se recauda menos en Sociedades y también en IRPF, con lo cual es pan para hoy y hambre para mañana, pero es que esto no es nuevo, en las facultades de Economía, este modelo se estudia en 2º de carrera, en aquellas asignaturas denominadas «Política Fiscal», y esto que acabo de describir, es ni más ni menos, la Curva de Laffer.
Por otro lado, tenemos los entes públicos de menor tamaño como pueden ser los ayuntamientos, que en los de nuestro entorno parece que se han dado cuenta y han decidido bajar un pequeño porcentaje los impuestos municipales, Alaior fue el primero, seguido de Es Castell y finalmente se ha sumado Mahón, pero... siempre hay un pero ¿No ha dicho Montoro que para el año 2014 se va ha producir una revisión catastral de los valores de los inmuebles para subirlos y adecuarlos a la realidad? Por un lado te enseñan la manzana, te la pelan y luego te la quitan pero no al momento, si no que te dejan soñar algunos segundos.
En fin, creo que nos merecemos una clase política más seria, más competente y sobre todo que no nos tome el pelo diciendo unas cosas y luego haciendo todo lo contrario, porque uno ve que cada año los impuestos, sean de un gobierno socialista o de uno conservador, van subiendo y cada vez más nos acercamos a una política fiscal más confiscatoria. Y cada vez recibimos menos del Estado y de los gobiernos centrales, autonómicos o municipales, ¿hasta cuando esta dispuesto a aguantar el contribuyente este despropósito? Uno se pregunta en otros tiempos no muy lejanos en que los políticos tenían verdadera vocación, no tenían más asignación que las dietas por desplazamientos y no habían hecho de la política su «modus vivendi», como lo han hecho nuestros representantes legítimamente elegidos por el pueblo, ¿pero realmente los políticos se ganan los emolumentos que cobran, son necesarios tantos políticos, tantos parlamentos, tantos gobiernos, tanto coche oficial, tanto director general, tanto asesor, tanta empresa pública apoyando al gobierno de turno? ¿O realmente hemos utilizado la democracia para crear una nueva forma de vivir a costa de los demás, disfrazándola de la aureola de descentralización administrativa habiendo creado un monstruo que nunca se siente saciado?