JUEVES, 14
Mesa redonda Dalt la Sala para conmemorar el 75 aniversario de la ONCE. Me corresponde hablar de avances oftalmológicos que focalizo en la degeneración macular asociada a la edad, una auténtica epidemia global por el aumento de la longevidad, y también me refiero a las enfermedades heredo degenerativas, una de las principales causas de la afiliación a la ONCE, donde se está progresando en la terapia genética con la que ya se han realizado pruebas esperanzadoras, en las que determinados pacientes han recuperado ya una visión útil sin aparentes efectos secundarios. Algo se mueve en entidades hasta ahora inabordables.
Fue edificante escuchar el valeroso testimonio de los invidentes en su dura batalla por una vida independiente y una enternecedora novedad, dar una charla con un perro lazarillo a tus pies, aunque luego tengas que dar explicaciones a tus canets.
VIERNES, 15
Interesante presentación del libro «La mentira os hará libres» del catedrático de Ciencia Política y colaborador habitual del diario «El País», Fernando Vallespín en la biblioteca de la Fundación Rubió. Y es que todos recordamos el «Jamás tuve sexo con esa persona» de Bill Clinton, o las, para mí, peores patrañas del gobierno español tras el 11-M al empeñarse en atribuir la autoría del atentado a ETA en contra de todas las evidencias, u otra mentira de Estado, como la del gobierno Zapatero al ocultar la gravedad de la crisis que se avecinaba, también por motivos electorales. Pero lo realmente inquietante y lo que refleja el profesor Vallespín en su libro es que la mentira haya venido para quedarse. La aceptamos como quien oye llover, de la misma manera que no acertamos en distinguir el mal del bien. ¿Quién reconoce en tiempos de la picardía global al malo de antes, encarnado por aquellos inolvidables actores de serie negra? El mal se ha hecho poroso, inaprensible, como la distinción entre verdad y mentira…
SÁBADO, 16
Jornada de reflexión en Mongofra con Fernando Vallespín y un ramillete de ciudadanos menorquines concernidos por la cosa pública. Salgo satisfecho por el ejercicio intelectual pero aturdido por el sombrío diagnóstico de la situación, y no digamos del hipotético tratamiento. Como suele decir mi compañero de página y, sin embargo amigo Tomeu, la humanidad no tiene remedio. Sic transit.
DOMINGO, 17
Temporal de viento y agua que nos secuestra en casa. Algunas noticias de prensa me llenan de zozobra: por una parte la de la próxima apertura de un hipermercado ¡chino! en Mahón. No me gustan mucho las grandes superficies. Soy forofo de Sa Plaça y de los comercios de toda la vida, y no entiendo semejante proliferación de macro centros en una población tan limitada, y mucho menos en época de vacas flacas. No dejan vivir a los pequeños. Y no me vengan con la milonga de la competitividad y creación de empleo. Porque es a costa de otro. Y encima añaden fealdad al ya lúgubre ambiente. Y vacían la ciudad hermosa y galante.La otra información es la que me muestra el rostro de la corrupción, según el propio titular del periódico: Ahí está Luis Roldán, director de la Guardia Civil en tiempos de Felipe González, en «El País» reconociendo sus delitos «porque era lo que se hacía normalmente, coger comisiones de aquí y de allá», como quien picotea tapitas en un bar. Desolador. Pero hay más, porque no menos desmoralizante resulta el actual ejemplo de la mayoría de los diputados populares de la Comunidad Valenciana al pedir solidariamente el indulto para un alcalde de los suyos recalcitrantemente corrupto… ¿Es que no van a cambiar nunca?
LUNES, 18
Pese a ser lunes, me levanto con la sonrisa dibujada en el rostro rememorando las frescas imágenes de la última película de Woody Allen vista en la desapacible tarde de domingo en Ocimax (gracias, José Luis, por vuestras atenciones al veterano fan), una delicia fílmica como las que acostumbra a ofrecernos de tanto en tanto el maestro neoyorquino, quien desde hace, ¿cuarenta años?, está empeñado en la heroica tarea de combatir denodadamente la depre global con su entrega anual.La historia de esa mujer devastada por su abrupta caída de la cumbre económico-social (el capitalismo de casino como decorado), la mirada compasiva del director hacia sus criaturas, sus toques de humor marca de la casa, quedarán en nuestra memoria y en los anales del buen cine así como la portentosa actuación de la elegante Cate Blanchet. Que la naturaleza sea benévola con Woody (y con sus admiradores) para que podamos seguir sonriendo en la niebla. Amén.
MARTES, 19
Si Jesús dijo aquello de «al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios», ¿qué tiene que ver la Conferencia Episcopal con la unidad de España?