Se atribuye la frase «L'État, c'est moi» al rey Luis XIV de Francia. Dicha expresión ha pasado a simbolizar el absolutismo, un régimen político en el cual, el poder se ejerce sin limitaciones y se concentra en una sola persona. El historiador inglés, Lord Acton hizo la siguiente reflexión: «El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente». Cuando decimos: «Cataluña soy yo», nos sentimos inmunes (e impunes), porque cualquier crítica o censura que nos hagan, se la estarán haciendo a lo que representamos. Miles y miles de ciudadanos saldrán a la calle, como si fuesen uno solo en nuestra defensa.
La falta de control sobre el poder, de transparencia, la escasa participación política, el endogámico sistema partidista, han resultado un caldo de cultivo excelente para toda clase de fechorías, corruptelas, abusos y desmanes. Hay muchas maneras de ser político, como hay diferentes maneras de ser médico, general, abogado o cocinero... En todos los partidos hay hombres y mujeres honrados que luchan por mejorar las cosas. Pero también hay trepas, aprovechados y tipejos sin escrúpulos, que a la mínima oportunidad nos robarán la cartera.
Matas, Munar, Roldán, Urdangarín. Pujol, algunos sindicalistas... cual ovejas descarriadas, tuvieron un enorme poder y lo utilizaron para enriquecerse. Estamos viendo que las borracheras de poder, pueden acabar con una desagradable resaca entre rejas.