El obispo de Menorca ha encomendado a la Mare de Déu del Toro, patrona de la isla, las elecciones del 24 de mayo. Salvador Giménez, desde su responsabilidad como pastor de la diócesis, ha señalado los cuatro principios que deberían orientar el voto de cualquier católico. Y lo hace desde las enseñanzas del Evangelio, que aporta luz y orientación.
En primer lugar, honestidad personal, porque «es de una gran responsabilidad personal el voto que depositamos en las urnas para que unas personas determinadas administren los proyectos y servicios de nuestra sociedad». De ahí la exigencia de honestidad personal a los administradores, de quienes «valoramos y defendemos las grandes convicciones que se desprenden de nuestra fe cristiana».
El segundo principio es la defensa de la vida humana, porque «el cristiano no puede admitir, bajo ningún concepto, el aborto y la eutanasia». Salvador Giménez pide a los legisladores que tengan «el coraje de aceptar como regalo de Dios toda vida, y que ningún ser humano sea aniquilado por un problema, un capricho o una dificultad».
La justicia social constituye el tercer principio: «la situación económica está dejando muchas heridas en individuos y familias, con indicadores que nos recuerdan las desigualdades sociales en nuestro entorno». Por tanto, «no podemos cansarnos nunca de trabajar para la fraternidad y la solidaridad». Implica el ejercicio libre de la caridad de todos quienes nos rodean, incluso los adversarios, añado.
Por último, el rechazo a la violencia. Advierte nuestro obispo que «las guerras, el terrorismo y la violencia doméstica son aún grandes plagas del mundo actual». Propugna Salvador Giménez la renuncia a la agresividad, el insulto y la confrontación.
¿Qué partidos de Menorca asumen estos cuatro postulados?